En días pasados el cantante Lorenzo de Monteclaro regresó a su tierra duranguense para dar un concierto a su público, a su gente, pues fue parte de la cartelera de la Feria de Durango en su edición 2024. Y previo a su presentación en La Velaria, el nacido en Durango un 5 de septiembre de 1939, reveló detalles sobre su vida, su niñez, cuando aún radicaba en el municipio de Cuencamé.
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“Nací en el mero Cuencamé, Durango. Me tocó vender gorditas en Cuencamé, cuando el camino de los autobuses era por toda la calle principal que hay ahorita, donde están todos los restaurantes (…) yo tenía ocho o nueve años”, contó.
No solo se dedicó a ello, pues en los primeros años de su vida, antes de llegar a encontrar amplia popularidad y fama por su talento, fue incluso albañil.
“Yo trabajé nueve años concretos en Velardeña, en Cuencamé, como ayudante de albañil, de la edad de unos 10 años. Tenía nueve años y medio cuando mis papás se movieron a Velardeña de Cuencamé. Entonces yo empecé a trabajar como ayudante de albañil”.
Dijo, fue hasta los 18 años de vida que Dios lo puso en el camino artístico, de la música, donde destacó por su voz y carisma, y ahí sigue.
“Ya pasaron 65 años (…) se quedan con el pensamiento de cuántos años tendrá este cuate y todavía está echándole ganas a la vida”.
Al resaltar que se siente satisfecho con su vida, que está a punto de cumplir 85 años de edad, el intérprete duranguense señaló que si le llegan a preguntar ¿qué le gustaría hacer si vuelve a nacer?, “yo todo mi corazón en la mano les diría ‘lo mismo’, porque aquí sí se trabaja y mucho”.