Aunque la temporada navideña siempre genera alta expectativa entre los comerciantes de juguetes, el creciente interés en los aparatos tecnológicos entre niños y adolecentes comienza a ser motivo de alarma.
Atrás ha quedado el gusto por los juegos tradicionales, aquellos donde la creatividad de cada niño era el principal motor de horas de diversión.
En contraste, las nuevas generaciones prefieren aquellos aparatos que tienen un mayor despliegue tecnológico, muchos de los cuales incluso utilizan la denominada inteligencia artificial.
En los pasillos del mercado Gómez Palacio, ubicado en el centro histórico de la ciudad de Durango, ya comienzan a mostrar numerosos juguetes de madera. Carros, tráilers, tambores, pequeñas cocinas para muñecas, recamaras, juegos de té; sin olvidar los tradicionales juguetes mexicanos como trompos, baleros y matracas.
Sin embargo es poco el interés que los niños muestran en estos, ya que cada vez es más frecuente verlos pasar con la vista en un dispositivo móvil, ignorando por completo lo que a sus padres en algún momento los habría hechos felices.
A unos cuantos metros del mercado se encuentra la mueblería Latino´s con más de 20 años de trayectoria en la venta de juguetes. Misma que ha sido testigo de cómo la tecnología ha cambiado la infancia de los niños.
Desde el clásico patín del diablo, hasta la bicicleta se pueden ver al entrar a dicho lugar, en donde es inevitable hacer una remembranza de la infancia feliz de muchos adultos. En el ayer quedaron las mañanas del 25 de diciembre en donde los niños de la cuadra salían a dar la vuelta montados en sus bicicletas, o bien para compartir con sus amigos los nuevos juguetes de la colección, hoy solo son días enteros frente a un videojuego a una tablet.
“Desde el 2017 ha habido una disminución en la venta de juguete, por la economía del país, pero también por los padres modernos que dan a sus hijos un aparato tecnológico para evitar invertir tiempo en ellos, como lo harían con una bicicleta”, señaló Arcelia Arroyo, dueña del establecimiento.
Nunca olvidemos que el juego es parte de la terapia del niño para procesar experiencias, fantasías, miedos, inquietudes y sobre todo, dar rienda suelta a la creatividad.
De ahí que entre menos cosas y funciones tenga un juguete, mejor. Además entre más naturales sean los materiales con los que se elaboran, es más fácil conectar con él.
Sabemos que es imposible alejarlos por completo de la tecnología, pero se pueden introducir poco a poco y conforme vayan creciendo. Algo importante es establecer límites sanos y no utilizar la tecnología como un medio para entretenerlos mientras sus padres se encuentran ocupados.
¿Recuerda cómo fue la navidad en tu infancia?, dónde menos era más.