/ miércoles 8 de marzo de 2023

El humor no tiene género: colectivo Backdoor explora una comedia lejos de los clichés

Karla Farfán y Tato Alexander, integrantes del colectivo explican que trabajan por una comedia que tenga más realidad y menos cliclés

Formadas actoralmente en los géneros del drama y de una comedia demasiado centrada en el desarrollo de personajes, las actrices Karla Farfán y Tato Alexander, son ahora parte de Backdoor, uno de los colectivos de comediantes ―cuya sede central está en Brasil― que han revolucionado la forma de hacer y consumir comedia, no sólo en nuestro país.

Con su humor han sabido retratar la ironía en las situaciones que se viven en el mundo contemporáneo, desde diferentes puntos de vista, entre ellos y con gran fuerza el de las mujeres.

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“Ha sido muy afortunado que todo esto haya sido recibido tan bien por el público y se haya vuelto tan significativo para el mundo de la comedia. Como mujeres tuvimos una época en la que luchábamos por representar personajes similares a los de los hombres.

“Lo digo en el sentido en que antes éramos las mujeres, como como lo es la ‘idiosincrasia natural’, sólo las que conteníamos la comedia, en vez de ser quienes la condujeran, ser el payaso, el loco. Es por eso que el que hayamos logrado siempre un diálogo abierto en Backdoor para que lográramos hacer estos papeles ha resultado en muy buenos sketches”, comenta Tato Alexander, en entrevista con El Sol de México.

Aunque los resultados han sido provechosos, ambas actrices cuentan que su camino profesional ha sido difícil, cosa que no sólo reconocen dentro de la academia sino en todos los ámbitos laborales, donde hay mujeres exitosas, que a fuerza de tenacidad y talento salen adelante.

“Creo que nuestra profesión se trata sutilmente de entretener, pero también de tratar de poner puntos de vista diferentes para que la sociedad evolucione, así como nosotros mismos. Yo he crecido muchísimo desde que estoy en este proyecto, no sólo en cuanto al feminismo o la comedia, en todos los aspectos, porque hemos tratado de hablar de todos los clichés sociales.

Cortesía

“Pero como mujer, en lo personal, a mi familia le sacaba mucho de onda que hiciera este tipo de comedia, porque si tenía que hacer una escena de cama en donde la situación diera risa, pero en realidad estábamos cogiendo. Yo si creo que uno no sólo hace frente a personas desconocidas, sino que se va abriendo camino entre su propio entorno y el modo en que fue educado, en el que la mujer que hace comedia no puede hacer su trabajo sin ser sexualizada”, explica Karla Farfán.

En cuanto a la idea de que pueda haber un llamado “humor femenino” o su respuesta a la pregunta de “sobre qué se ríen las mujeres”, ambas actrices coinciden en que en realidad el humor es el mismo en todos los géneros e incluso cruza fronteras, pues recuerdan que el proyecto de Backdoor se originó en Brasil, donde cerca del 80 por ciento de los guiones que han interpretado se adaptaron a la realidad mexicana.

“Yo creo que es igual, lo que nosotros buscamos es hacer una comedia a partir de situaciones que pueden ser reales y no queremos tratar de vender un chiste […]. Yo creo que el humor es universal, así como el amor ―ay, qué romántica amanecí hoy―, pero sí: decir que los hombres nos reímos de esto y las mujeres de aquello es limitarnos”, agrega Karla Farfán.

Al ver los cambios que ha experimentado la comedia en México, no sólo por lo que ha hecho Backdoor, se les pregunta a las actrices, qué es lo que sigue para la comedia.

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“Creo que la idiosincrasia sigue evolucionando y está abriendo caminos para una ruptura de varios estereotipos, no sólo de género. Y a mi parecer, es hacia donde la comedia tiene que ir, tiene que volverse mucho más observadora del mundo actual y mucho menos cliché, que es un reto diario y continuo”, asegura Toto Alexander.

Mientras que Karla opina: “Creo que también debe tener cada vez más liderazgo por parte de las mujeres. Puede parecer muy pequeño, pero desde ahí se hace la diferencia: desde cómo una mujer puede también dirigir una cámara, contra esa vieja escuela de presentar a una mujer como un objeto ante la cámara y el espectador, nosotros somos más que un cuerpo que puede ser sexualizado. La comedia no se trata de eso, sino del fondo en los textos y sus contenidos”, finaliza.



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Formadas actoralmente en los géneros del drama y de una comedia demasiado centrada en el desarrollo de personajes, las actrices Karla Farfán y Tato Alexander, son ahora parte de Backdoor, uno de los colectivos de comediantes ―cuya sede central está en Brasil― que han revolucionado la forma de hacer y consumir comedia, no sólo en nuestro país.

Con su humor han sabido retratar la ironía en las situaciones que se viven en el mundo contemporáneo, desde diferentes puntos de vista, entre ellos y con gran fuerza el de las mujeres.

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“Ha sido muy afortunado que todo esto haya sido recibido tan bien por el público y se haya vuelto tan significativo para el mundo de la comedia. Como mujeres tuvimos una época en la que luchábamos por representar personajes similares a los de los hombres.

“Lo digo en el sentido en que antes éramos las mujeres, como como lo es la ‘idiosincrasia natural’, sólo las que conteníamos la comedia, en vez de ser quienes la condujeran, ser el payaso, el loco. Es por eso que el que hayamos logrado siempre un diálogo abierto en Backdoor para que lográramos hacer estos papeles ha resultado en muy buenos sketches”, comenta Tato Alexander, en entrevista con El Sol de México.

Aunque los resultados han sido provechosos, ambas actrices cuentan que su camino profesional ha sido difícil, cosa que no sólo reconocen dentro de la academia sino en todos los ámbitos laborales, donde hay mujeres exitosas, que a fuerza de tenacidad y talento salen adelante.

“Creo que nuestra profesión se trata sutilmente de entretener, pero también de tratar de poner puntos de vista diferentes para que la sociedad evolucione, así como nosotros mismos. Yo he crecido muchísimo desde que estoy en este proyecto, no sólo en cuanto al feminismo o la comedia, en todos los aspectos, porque hemos tratado de hablar de todos los clichés sociales.

Cortesía

“Pero como mujer, en lo personal, a mi familia le sacaba mucho de onda que hiciera este tipo de comedia, porque si tenía que hacer una escena de cama en donde la situación diera risa, pero en realidad estábamos cogiendo. Yo si creo que uno no sólo hace frente a personas desconocidas, sino que se va abriendo camino entre su propio entorno y el modo en que fue educado, en el que la mujer que hace comedia no puede hacer su trabajo sin ser sexualizada”, explica Karla Farfán.

En cuanto a la idea de que pueda haber un llamado “humor femenino” o su respuesta a la pregunta de “sobre qué se ríen las mujeres”, ambas actrices coinciden en que en realidad el humor es el mismo en todos los géneros e incluso cruza fronteras, pues recuerdan que el proyecto de Backdoor se originó en Brasil, donde cerca del 80 por ciento de los guiones que han interpretado se adaptaron a la realidad mexicana.

“Yo creo que es igual, lo que nosotros buscamos es hacer una comedia a partir de situaciones que pueden ser reales y no queremos tratar de vender un chiste […]. Yo creo que el humor es universal, así como el amor ―ay, qué romántica amanecí hoy―, pero sí: decir que los hombres nos reímos de esto y las mujeres de aquello es limitarnos”, agrega Karla Farfán.

Al ver los cambios que ha experimentado la comedia en México, no sólo por lo que ha hecho Backdoor, se les pregunta a las actrices, qué es lo que sigue para la comedia.

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“Creo que la idiosincrasia sigue evolucionando y está abriendo caminos para una ruptura de varios estereotipos, no sólo de género. Y a mi parecer, es hacia donde la comedia tiene que ir, tiene que volverse mucho más observadora del mundo actual y mucho menos cliché, que es un reto diario y continuo”, asegura Toto Alexander.

Mientras que Karla opina: “Creo que también debe tener cada vez más liderazgo por parte de las mujeres. Puede parecer muy pequeño, pero desde ahí se hace la diferencia: desde cómo una mujer puede también dirigir una cámara, contra esa vieja escuela de presentar a una mujer como un objeto ante la cámara y el espectador, nosotros somos más que un cuerpo que puede ser sexualizado. La comedia no se trata de eso, sino del fondo en los textos y sus contenidos”, finaliza.



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