/ martes 12 de abril de 2022

[ENTREVISTA] Lyn May: la leyenda de la noche que ¿extraña a Peña Nieto?

La vedette y actriz ha vivido de todo a lo largo de su carrera que ya abarca más de cinco décadas, desde aquellos días en que comenzó a destacar como bailarina en su natal Acapulco

Liliana Mendiola Mayanes, mejor conocida como Lyn May, ha vivido de todo en el mundo del espectáculo. Primero, como bailarina en diferentes centros nocturnos, para de ahí dar el brinco a la pantalla grande hasta convertirse, con el paso de los años, en un icono de la cultura popular mexicana.

Nacida hace exactamente 70 años en el puerto de Acapulco, Liliana fue la mayor de cinco hermanos, todos de ascendencia china, cuya infancia transcurrió en la colonia popular La Mira, ubicada en un cerro que desemboca en el acantilado de La Quebrada.

Durante su infancia, la joven ayudaba con la economía familiar vendiendo souvenirs en Playa Hornos y como mesera en el Mercado Central del barrio de Cuereria.

Luego de vivir un difícil matrimonio en el que fue víctima de violencia, la joven comenzó a trabajar como bailarina en centros nocturnos como "El Zorro" y “Tropicana”, conociendo en este último al comediante Germán Valdés "Tin Tan", quién la eligió para alternar con él en una serie de números:

“Yo estaba en ese grupo de él, éramos ocho bailarinas en total… Él se fijó en mí y nos hicimos amantes, pero como yo era muy chica, mi mamá se molestó y tuve que dejarlo”, recuerda en entrevista con El Sol de México.

Sin embargo, su exitosa temporada en el Tropicana la llevó a integrarse más tarde al grupo de bailarinas del programa de televisión Siempre en Domingo, que producía y conducía Raúl Velasco, y en el que también trabajaban vedettes como Olga Breeskin.

DEL TEATRO DE LA CIUDAD AL CINE

Más tarde Liliana conoció al empresario Enrique Lombardini, quien en ese momento era administrador del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris y era bien conocido por sus espectáculos de burlesque.

Fue precisamente él quien le puso el nombre artístico de “Lyn May” -que significa “Diosa del amor”, algo por lo que ella se dice agradecida, pues considera que le dio mucha suerte para su carrera artística, que apenas estaba por comenzar.

Lyn May fue contratada para presentarse como vedette en dicho recinto, en el cual realizó su primer desnudo en el escenario y cuyo espectáculo le abrió las puertas para que en 1973 el cineasta Alberto Isaac la eligiera para integrarse al elenco de la película Tívoli, donde se retrata el ambiente nocturno de la Ciudad de México durante los años cincuentas y sesentas del siglo pasado.

El éxito comercial de Tívoli fue tal, que Lyn May se convirtió rápidamente en una de las vedettes más cotizadas de México, lo que le permitió estelarizar, durante seis años, un espectáculo en el Teatro Blanquita, donde compartió créditos con gente como Dámaso Pérez Prado, quien compuso un mambo inspirado en ella titulado “El mango de Lyn”.

El resto, es la historia conocida de una artista que durante más de una década mantuvo sus presentaciones en diversos centros nocturnos, las cuales alternaba con películas como Las ficheras (1976), además de comenzar a aparecer en programas de televisión como “Variedades de medianoche”, con Manuel "El Loco" Valdés.

Foto: Roberto Hernández

Y HASTA GRABÓ DISCOS

Para finales de la década de los setentas su popularidad era tal, que al igual que otras actrices y actores de la época, comenzó a recibir invitaciones para grabar discos, siendo el primero de ellos uno titulado Infiel, con canciones originales de autores como Juan Gabriel y Lolita de La Colina.

De hecho, varias de esas canciones fueron utilizadas para musicalizar algunas de las películas en las que Lyn aparecía en esa época.

Posteriormente grabaría un par más de LPs y algunos sencillos extra, aunque sin demasiado éxito.

Después de participar en varias películas del llamado “cine de ficheras”, ya en la década de los ochenta Lyn May tuvo varias actuaciones en películas de corte erótico, en las que muchas veces realizaba desnudos.

Sin embargo, a finales de esa década ese tipo de cine comenzó a tener un declive comercial, igual que los centros nocturnos donde ella y otras vedettes solían presentarse, lo que obligó a varias de ellas a retirarse.

En total, Lyn May actuó entre 1975 y 1989 en una veintena de películas entre las que destacaron, además de Tívoli, producciones como Noches de cabaret (1978), Las cariñosas (1979), Las cabareteras (1980), Las muñecas del King Kong (1981), Cuernos picantes (1983), Las nenas del amor (1983), Adiós Lagunilla, adiós (1984) y La portera ardiente (1989).

Sobre el fin de esa era del cine mexicano, Lyn comenta que se terminó porque dejaron de haber presupuestos y que los productores comenzaron a preferir otro tipo de películas más violentas:

“Pero eso ya no era cine, sino violencia... Lo que nosotros hacíamos era más de risa, de complicidad, con baile y con una producción donde había orquestas, algo muy diferente”, comenta.

Durante prácticamente toda la década de los noventas, la suerte cambió para Lny May, quien quedó relegada a una que otra participación en televisión, hasta que en 1998 reaparece en el videoclip de “Mr. P.Mosh”, de la banda regiomontana Plastilina Mosh, lo que la catapultó nuevamente para volver a aparecer como invitada en programas de espectáculos e incluso en videoclips de otros artistas que replicarían esa misma idea.

APOYA LAS CAUSAS LGBT+

Desde hace varios años, Lyn May es una aliada del activismo que llevan a cabo los colectivos de la diversidad sexual, a quienes acompaña frecuentemente.

Y cuenta que siempre fue así para ella:

“Todo el tiempo. Creo que desde que conocí a Juan Gabriel, quien vivía conmigo en mi casa y me platicaba de su padrastro, que lo golpeaba porque era gay, y de que su mamá lo internó en un lugar porque se avergonzaba de él… Desde entonces lo apoyé y precisamente por eso empecé también a apoyar estas causas”, asegura.

Cuenta que otro de los movimientos que no le son ajenos es el del feminismo, ya que vivió en carne propia un matrimonio violento cuando aún era menor de edad:

“Yo sí me he visto en esa situación, porque me casé a los 14 años, ya que mi mamá obligó a este tipo y me casaron a fuerza... Yo no me hubiera querido casar, pero como él abusó de mí, lo obligaron a que se casara conmigo”.

Foto: Roberto Hernández

Cuando le mencionamos que tristemente estas situaciones, lejos de desaparecer siguen ocurriendo, la actriz dice que es un fenómeno que prácticamente no hay quien lo pare:

“No hay un gobierno que diga: Me voy a poner los pantalones y voy a hacer lo que tengo que hacer… Estamos viviendo una época muy agresiva, de mucha violencia”, lamenta.

Sobre la situación en la que se encuentra su gremio, inmediatamente replica:

“Estamos desamparados, ya no tenemos un gobierno. Mira, me van a tomar a mal esto, pero ¿a poco no extrañan a Peña Nieto? ¡Estamos en la vil ruina ahorita, ya no hay trabajo, no hay comida para los pobres, no hay nada. Y no es que yo sea admiradora de Peña Nieto, porque era un cab… ratero, pero sí lo extrañamos porque ya no tenemos trabajo, no tenemos nada”, recalca.

Ante el cuestionamiento de si con otras administraciones sintió un apoyo real para su gremio, apunta:

Pues mira, decían que Salinas igual era un cab ratero, igual que todos, pero creo que él nos dejó trabajar y teníamos todo, mientras que ahora no tenemos trabajo en la ANDA, ya hasta quitaron donde estaban los viejitos, porque no hay dinero, y ya no nos surten las medicinas… Por eso extrañamos a los que se fueron”, puntualiza.

Lee también otros contenidos de Normal ⬇️

Liliana Mendiola Mayanes, mejor conocida como Lyn May, ha vivido de todo en el mundo del espectáculo. Primero, como bailarina en diferentes centros nocturnos, para de ahí dar el brinco a la pantalla grande hasta convertirse, con el paso de los años, en un icono de la cultura popular mexicana.

Nacida hace exactamente 70 años en el puerto de Acapulco, Liliana fue la mayor de cinco hermanos, todos de ascendencia china, cuya infancia transcurrió en la colonia popular La Mira, ubicada en un cerro que desemboca en el acantilado de La Quebrada.

Durante su infancia, la joven ayudaba con la economía familiar vendiendo souvenirs en Playa Hornos y como mesera en el Mercado Central del barrio de Cuereria.

Luego de vivir un difícil matrimonio en el que fue víctima de violencia, la joven comenzó a trabajar como bailarina en centros nocturnos como "El Zorro" y “Tropicana”, conociendo en este último al comediante Germán Valdés "Tin Tan", quién la eligió para alternar con él en una serie de números:

“Yo estaba en ese grupo de él, éramos ocho bailarinas en total… Él se fijó en mí y nos hicimos amantes, pero como yo era muy chica, mi mamá se molestó y tuve que dejarlo”, recuerda en entrevista con El Sol de México.

Sin embargo, su exitosa temporada en el Tropicana la llevó a integrarse más tarde al grupo de bailarinas del programa de televisión Siempre en Domingo, que producía y conducía Raúl Velasco, y en el que también trabajaban vedettes como Olga Breeskin.

DEL TEATRO DE LA CIUDAD AL CINE

Más tarde Liliana conoció al empresario Enrique Lombardini, quien en ese momento era administrador del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris y era bien conocido por sus espectáculos de burlesque.

Fue precisamente él quien le puso el nombre artístico de “Lyn May” -que significa “Diosa del amor”, algo por lo que ella se dice agradecida, pues considera que le dio mucha suerte para su carrera artística, que apenas estaba por comenzar.

Lyn May fue contratada para presentarse como vedette en dicho recinto, en el cual realizó su primer desnudo en el escenario y cuyo espectáculo le abrió las puertas para que en 1973 el cineasta Alberto Isaac la eligiera para integrarse al elenco de la película Tívoli, donde se retrata el ambiente nocturno de la Ciudad de México durante los años cincuentas y sesentas del siglo pasado.

El éxito comercial de Tívoli fue tal, que Lyn May se convirtió rápidamente en una de las vedettes más cotizadas de México, lo que le permitió estelarizar, durante seis años, un espectáculo en el Teatro Blanquita, donde compartió créditos con gente como Dámaso Pérez Prado, quien compuso un mambo inspirado en ella titulado “El mango de Lyn”.

El resto, es la historia conocida de una artista que durante más de una década mantuvo sus presentaciones en diversos centros nocturnos, las cuales alternaba con películas como Las ficheras (1976), además de comenzar a aparecer en programas de televisión como “Variedades de medianoche”, con Manuel "El Loco" Valdés.

Foto: Roberto Hernández

Y HASTA GRABÓ DISCOS

Para finales de la década de los setentas su popularidad era tal, que al igual que otras actrices y actores de la época, comenzó a recibir invitaciones para grabar discos, siendo el primero de ellos uno titulado Infiel, con canciones originales de autores como Juan Gabriel y Lolita de La Colina.

De hecho, varias de esas canciones fueron utilizadas para musicalizar algunas de las películas en las que Lyn aparecía en esa época.

Posteriormente grabaría un par más de LPs y algunos sencillos extra, aunque sin demasiado éxito.

Después de participar en varias películas del llamado “cine de ficheras”, ya en la década de los ochenta Lyn May tuvo varias actuaciones en películas de corte erótico, en las que muchas veces realizaba desnudos.

Sin embargo, a finales de esa década ese tipo de cine comenzó a tener un declive comercial, igual que los centros nocturnos donde ella y otras vedettes solían presentarse, lo que obligó a varias de ellas a retirarse.

En total, Lyn May actuó entre 1975 y 1989 en una veintena de películas entre las que destacaron, además de Tívoli, producciones como Noches de cabaret (1978), Las cariñosas (1979), Las cabareteras (1980), Las muñecas del King Kong (1981), Cuernos picantes (1983), Las nenas del amor (1983), Adiós Lagunilla, adiós (1984) y La portera ardiente (1989).

Sobre el fin de esa era del cine mexicano, Lyn comenta que se terminó porque dejaron de haber presupuestos y que los productores comenzaron a preferir otro tipo de películas más violentas:

“Pero eso ya no era cine, sino violencia... Lo que nosotros hacíamos era más de risa, de complicidad, con baile y con una producción donde había orquestas, algo muy diferente”, comenta.

Durante prácticamente toda la década de los noventas, la suerte cambió para Lny May, quien quedó relegada a una que otra participación en televisión, hasta que en 1998 reaparece en el videoclip de “Mr. P.Mosh”, de la banda regiomontana Plastilina Mosh, lo que la catapultó nuevamente para volver a aparecer como invitada en programas de espectáculos e incluso en videoclips de otros artistas que replicarían esa misma idea.

APOYA LAS CAUSAS LGBT+

Desde hace varios años, Lyn May es una aliada del activismo que llevan a cabo los colectivos de la diversidad sexual, a quienes acompaña frecuentemente.

Y cuenta que siempre fue así para ella:

“Todo el tiempo. Creo que desde que conocí a Juan Gabriel, quien vivía conmigo en mi casa y me platicaba de su padrastro, que lo golpeaba porque era gay, y de que su mamá lo internó en un lugar porque se avergonzaba de él… Desde entonces lo apoyé y precisamente por eso empecé también a apoyar estas causas”, asegura.

Cuenta que otro de los movimientos que no le son ajenos es el del feminismo, ya que vivió en carne propia un matrimonio violento cuando aún era menor de edad:

“Yo sí me he visto en esa situación, porque me casé a los 14 años, ya que mi mamá obligó a este tipo y me casaron a fuerza... Yo no me hubiera querido casar, pero como él abusó de mí, lo obligaron a que se casara conmigo”.

Foto: Roberto Hernández

Cuando le mencionamos que tristemente estas situaciones, lejos de desaparecer siguen ocurriendo, la actriz dice que es un fenómeno que prácticamente no hay quien lo pare:

“No hay un gobierno que diga: Me voy a poner los pantalones y voy a hacer lo que tengo que hacer… Estamos viviendo una época muy agresiva, de mucha violencia”, lamenta.

Sobre la situación en la que se encuentra su gremio, inmediatamente replica:

“Estamos desamparados, ya no tenemos un gobierno. Mira, me van a tomar a mal esto, pero ¿a poco no extrañan a Peña Nieto? ¡Estamos en la vil ruina ahorita, ya no hay trabajo, no hay comida para los pobres, no hay nada. Y no es que yo sea admiradora de Peña Nieto, porque era un cab… ratero, pero sí lo extrañamos porque ya no tenemos trabajo, no tenemos nada”, recalca.

Ante el cuestionamiento de si con otras administraciones sintió un apoyo real para su gremio, apunta:

Pues mira, decían que Salinas igual era un cab ratero, igual que todos, pero creo que él nos dejó trabajar y teníamos todo, mientras que ahora no tenemos trabajo en la ANDA, ya hasta quitaron donde estaban los viejitos, porque no hay dinero, y ya no nos surten las medicinas… Por eso extrañamos a los que se fueron”, puntualiza.

Lee también otros contenidos de Normal ⬇️

Local

Insuficiente reforma que prohíbe el maltrato animal: Convida A.C.

Activistas aseguran que en Durango se ha incumplido con la creación de un Consejo Ciudadano de Bienestar Animal que la ley de Sustentabilidad y Bienestar Animal mandata

Local

Los mejores y más ricos tamales de Durango los encuentras aquí

Los hay de rojo y verde, que son los más tradicionales, además de rajas, de dulce, y actualmente hay negocios que se lucen con sabores más gourmet

Policiaca

Vinculan por homicidio a 4 médicos del ISSSTE de Durango

Por el presunto delito de homicidio por responsabilidad profesional, fueron vinculados e internados en el Cereso #1 de Durango capital

Local

Habrá desfile navideño nocturno en Durango; te decimos cuándo y dónde

En la cuenta regresiva para navidad, hay expectativa sobre el desfile de este 2024, y aquí te traemos todos los detalles para que no te lo pierdas

Local

El Sol de Durango reconoce a trabajadores por más de 25 años de servicio

El director regional Héctor Darío Valenzuela Alvarado destacó la labor y trayectoria de Leandro Carbajal Fernández, Ma. de la Paz Márquez Gallegos y Socorro Solís Vásquez

Policiaca

Dan 3 años de cárcel a hombre que intentó violar a un adolescente

Víctor Enrique, fue sentenciado a tres años y dos meses de prisión, por el delito de violación en grado de tentativa, cometido en contra de un adolescente