Aunque reconoce que las preguntas en las que le toca describirse son difíciles, Alejandro de Hoyos se define como un amante del teatro, del cine y de los buenos libros, además de una persona que ama a su familia y le gusta convivir el mayor tiempo posible.
Es probable que su nombre lo escuches por primera vez, sin embargo su rostro te resultará familiar pues el joven actor lo mismo ha trabajado en programas unitarios como La Rosa de Guadalupe o Como dice el dicho; que en telenovelas como Caer en tentación, La doble vida de Estela Carrillo, o La fuerza del destino.
Pero la carrera de Alejandro no se queda ahí pues también ha participado en obras de teatro con figuras como Bianca Marroquín en la puesta en escena La novicia rebelde, así como en otras producciones más como La sociedad de los poetas muertos y Bodas de Sangre.
En fin, el mundo de la actuación es tan amplio que el actor ha decidido probar suerte en cada una de las facetas que le presenta esta profesión, por eso cuando le preguntas ¿cuál es su favorito?, entre risas asegura que es como preguntarle a un papá cuál es su hijo preferido, “yo he sido un privilegiado de poder hacer las tres cosas y me gustaría continuar así por el resto de mi carrera”.
Pese a ello reconoce que el teatro en definitiva es la base de todo actor, pues el contacto que se tiene con el público en vivo no lo sustituye nada; mientras que con la televisión y el cine te da la oportunidad de tener al personaje por más tiempo para poder explorarlo, conocerlo y enriquecerlo.
Obediencia perfecta es una película que se estrena en 2014, misma que marca de debut de Alejandro de Hoyos en el cine y lo hace con una temática fuerte donde se abordan historias de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes en contra de menores, un tema que considera necesario contar y que según recuerda fue necesario filmar en secreto.
“A mi esas historias siempre me van a llamar la atención, cuando hay que darle voz a quien lo necesita, sobre todo en este caso, en un país profundamente católico”, si bien con esta producción se enfrentaban a la censura, decidieron tener como locaciones un colegio católico y un templo real “si se hubieran enterado de qué trataba, seguramente no nos hubieran dado permiso”, dijo mientras reía al recordar esos momentos.
A la fecha es una cinta que ha dado mucho de qué hablar y que fue un buen escaparate para actores jóvenes como es el caso de Alejandro, donde tanto el director, como su productora les dieron la oportunidad de demostrar el talento que tienen.
Al entrevistarlo puedes constatar como a sus 25 años demuestra un nivel de madurez de la que quizás muchos no alcanzan con la edad, entonces entiendes que el hecho de representar distintos personajes en la ficción te da la oportunidad de crecer no solo profesional, sino personalmente.
“Las tragedias es algo de todos los días y precisamente por eso ya no las resentimos de la misma manera, las consideramos como parte de la vida y no debería ser así. Yo considero que a todo este tipo de historias que involucran una crisis social y humana, se les tiene que seguir dando voz” , comenta en un tono serio que se reflejó también en su rostro.
Dicen que un actor debe saber interpretar a cualquier personaje y Alejandro es un claro ejemplo de ello, pues en uno de los capítulos del programa Esta historia me suena, interpretó a Simona, una mujer transgénero.
“Fue un reto grande porque era contar la historia en un capítulo de 40 minutos, lo cual nunca será suficiente. La comunidad LGBT y la comunidad Trans necesitan que sus historias se cuenten, necesitan visibilidad y necesitan que se cuenten con dignidad”, comentó al platicar sobre esta experiencia, en la que resaltó que si bien, ellos piden que sean actrices transgénero, en esta ocasión el personaje pasaba por dos etapas, de ahí la necesidad que un actor fuera quien lo interpretara, pese a ello su trabajo fue muy bien aceptado por la comunidad.
LLEGA AL MUNDO DE LAS SERIES DE TELEVISÓN
Monarca es una serie de televisión mexicana, estrenada a través de la plataforma digital Netflix, creada y producida por Billy Rovzar, Fernando Rovzar, Alexis Fridman, Michael McDonald, Salma Hayek, José Tamez y Diego Gutiérrez.
Esta cuenta la historia de la familia Carranza, cuya influencia en el mundo del tequila es tal, que ha logrado expandir su fortuna a otras industrias como la hotelera y de la construcción. Sin embargo como en toda historia digna de ser contada, están llenos de secretos que perturban a los personajes principales y cuya tensión se extiende a otros miembros.
Uno de ellos es Rodrigo Ross Carranza, interpretado por Alejandro de Hoyos, personaje que llega a su vida a través de un casting “el mal necesario” del actor, según lo describe, pero que fue un gran acierto para su carrera, pues tener la oportunidad de estar con tantas figuras de la actuación, dirección y producción le trajo un aprendizaje importante.
La intención era demostrar una cara distinta a la que normalmente se retrata de México, con paisajes hermosos no solo naturales, sino lugares urbanos que a cualquiera se le antojaría visitar. “Sí refleja una parte inevitable de mencionar en la realidad mexicana como es la corrupción, la lucha por el poder, el tráfico, el machismo, pero lo hace sin una agenda en particular, solo considerándolo como el día a día del México que vivimos”.
Actualmente Monarca cuenta con dos temporadas, en las que la evolución de Rodrigo Ross es tal que pasa del aspirante a jinete profesional, al aspirante a director de Relaciones Públicas del corporativo Monarca, en cuya faceta se enfrenta con su tía Ximena, interpretada por Gabriela de la Garza.
“Algo que a mí me encanta de los personajes de esta serie es que no hay buenos, ni malos. Pudiera parecer que tuviéramos héroes y villanos, y de cierto modo así es, pero los héroes también se ensucian las manos y los que pudieran parecer los villanos, también están motivados por causas tan humanas como el amor, la familia y el poder”.
Monarca es quizás uno de los proyectos más exitosos de México y que seguramente será el trampolín para otras producciones televisivas con la misma calidad. Pero en el caso de Alejandro de Hoyos aún falta mucho por hacer, pues el aprendizaje aún no termina.
