Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México trabajan 3.7 millones de niños y adolescentes, cifra que supera los 2.2 millones que se tenían en 2019; en el caso de Durango, de septiembre de 2023 a la fecha, han ingresado al DIF Municipal 351 reportes de menores de entre 10 y 15 años de edad, quienes realizan alguna actividad laboral en la ciudad.
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De acuerdo con el director de la dependencia, Efraín de los Ríos, pese a haber sido retirados de manera voluntaria, al menos 110 casos reinciden no una, sino en varias ocasiones, por lo que es necesario interponer una denuncia ante el Ministerio Público.
Explicó que aunque en su mayoría pertenecen a familias de escasos recursos residentes de la capital del estado, un aproximado de 140 niños provienen de comunidades indígenas, de municipios como Mezquital y Pueblo Nuevo.
“Nosotros estamos constantemente haciéndoles este llamado, y sobre todo ofreciéndoles herramientas para que dejen de hacerlo”, dijo, pues de las 110 reincidencias que se tienen, cerca de un 30 o 40 por ciento son denuncias que se judicializa ante la autoridad pertinente.
Generalmente son encontrados en zonas de alta actividad económica como el Centro Histórico, Lomas del Parque, el área de los antros y en plazas comerciales como Paseo Durango; de ahí que en el caso de los padres se les ofrece un taller para que puedan autoemplearse, además de un apoyo económico a través de la Dirección de Fomento Económico.
Mientras que a los menores se les proporcionan pasantías educativas, talleres dentro de los centros de desarrollo que dependen del DIF Municipal, además de las becas que actualmente ya suban 88 niños y jóvenes que se encuentran dentro de este esquema, junto con el apoyo alimentario que se otorga a la familia.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 12 de junio es considerado el Día mundial contra el trabajo infant|il, el cual tiene como finalidad hacer conciencia sobre esta problemática que afecta a niñas, niños y adolescentes, quienes suelen dejar sus estudios para incorporarse desde muy jóvenes a la vida laboral ante la falta de recursos económicos en el hogar o porque es parte de su cultura.
Tal es el caso de las familias procedentes de las comunidades indígenas, quienes llegan a la ciudad de Durango y los niños se quedan solos durante el día en el Albergue Indígena, o se los llevan consigo a los cruceros o a vender sus artesanías.
“Es un tema de la situación económica, la mayoría se dedica a vender dulces, algún producto realizado por ellos mismos, es por eso que nosotros acudimos en la mejor disposición para ofrecerle a los padres de familia algún autoempleo y obtener un microcrédito”, comentó Efraín de los Ríos.
Pese a ello solo un tercio de los menores presentan algún tipo de desnutrición, o vulnerabilidad de pobreza extrema; en esos casos acude todo un equipo interdisciplinario para atender su situación de manera integral a través de un equipo de psicólogos, jurídico, e incluso se les invita a acudir a alguno de los comedores comunitarios para ser parte de los beneficiarios.
De los 351 detectados desde el año pasado, el director de DIF Municipal dijo que es mínimo el porcentaje de niños que son obligados por sus padres a solicitar dinero, sin embargo estos casos son denunciados ante el Ministerio Público y posteriormente se determina qué procede en cada caso.
