El arquitecto Arturo Montelongo Nevárez, aspira a presidir la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción con algunos planes innovadores que lo colocan en las decisiones de acuerdo a su juventud.
El día 7 de febrero, 169 constructores emitirán 288 votos, dado el sufragio ponderado que da mayor porcentaje a los de mayor antigüedad.
Entrevistado en sus oficinas de la colonia Hipódromo, el joven arquitecto acepta que la situación es bastante difícil, cuando en una entidad como Durango, los constructores viven especialmente de la obra pública, de ahí que sus planes sean ir a las construcciones privadas, buscar contratos con las tiendas de conveniencia en los programa de Infonavit e incluso aprovechar programas de corte internacional, que hasta ahora no han sido muy frecuentados, pero se trata de buscar oportunidades.
Pretende ser dirigente de todos, grandes, medianos y chicos y apoyarlos según su capacidad de construcción, pero es obvio que quienes más necesitan del apoyo de la Cámara son los pequeños constructores.
Revela, ante la falta de grandes obras, los grandes constructores acaparan las medianas y éstos se van a las pequeñas, dejando desprotegidos a los más débiles.
Los concursos que son tan raros, ya que la mayoría son por invitación o por asignación directa, son algo que debe revisarse porque el constructor en el afán de ganar el concurso, abarata la obra, y ciertamente gana la licitación pero con precios tan castigados, que en ocasiones lo llevan al incumplimiento.
Señala que hasta ahora se ha entendido que el único que se encarga de proteger a los constructores es el presidente, en su caso será distinto, porque el compromiso de su planilla es de dedicarle todo, tiempo y esfuerzo en el servicio de sus representados.
Acepta que la sociedad de fuera del gremio tiene el concepto de que los constructores son corruptos, cuando la realidad es que son extorsionados; en el afán de obtener la obra recurren al “moche” y esto no es un secreto y éste a su vez repercute en sus ganancias o en la calidad de la obra.
El joven arquitecto egresado del Instituto Tecnológico de Durango, tiene 15 años como mediano constructor, ya fue presidente del Colegio de Arquitectos, cargo al que renunció para dedicarse a su campaña por la CMIC.
Confía en que los socios analicen sus propuestas, su capacidad, y sobre todo su vocación de servicio y que lo favorezcan con su voto, con la seguridad de que será presidente para todos, pero en especial para los pequeños.