“En pocas palabras, nace para ser un hospital, no se termina como tal, pero funciona como cuartel militar, luego se va a convertir en el internado ‘Hijos del Ejército’, enseguida en el internado Juana Villalobos, luego internado general, Centro Cultural Durango, y finalmente lo que es ahora, el Centro de Convenciones Bicentenario”.
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Declaró el historiador y cronista Javier Guerrero, quien contó para El Sol de Durango la historia detrás del actual inmueble del Centro de Convenciones Bicentenario (CCB), ubicado en la colonia Obrera.
Dijo, este lugar fue una de las tres obras insignias que el Estado diseñó en 1898 para la celebración del centenario de la Independencia de 1910; la planeación se hacía con bastante tiempo. En aquel momento se decidió marcar tres grandes obras que serían como el símbolo del progreso de la ciudad de Durango.
Uno de ellos era la penitenciaria, que se construyó donde ahora es la Soriana; además del teatro nuevo, hoy llamado Teatro Ricardo Castro, y el Hospital Nuevo, que ahora se conoce como el CCB.
Si bien los tres se empezaron a construir en 1899, por diversas razones, fundamentalmente económicas, se decidió que habría que priorizar sobre cuál obra se avanzaba más, pues no había recurso para las tres.
Así, según comenta Javier Guerrero, se decidió avanzar primeramente en la penitenciaria, que se construyó para 1908. En tanto, los otros edificios para 1908 no estaban concluidos, y ya no se puso el empeño para concluirlos para 1910, en celebración del aniversario de la Independencia.
Por otro lado, el edificio del CCB prácticamente ya estaba terminado; toda la estructura del edificio ya estaba, y solo faltaba algo de carpintería. “Pero, para que funcionara como hospital le faltaba equiparlo, porque era un hospital más grande, siete u ocho veces más grande al que ya había en Durango”.
Sin embargo, no había posibilidades económicas para echarlo a andar. Es así que se decide organizar ahí una magna exposición.
Durante la Revolución Mexicana, en el año 1913, durante la toma de la ciudad, ahí se establece el cuartel del general Domingo Arrieta, pero además, dispone que una buena parte del edificio se convierta en Hospital Militar, y va a funcionar a la par como hospital y cuartel.
Es hasta 1937 que se toma la decisión de convertir el espacio en un internado llamado “Hijos del Ejército”, que impulsa el general Lázaro Cárdenas. Se dio el espacio para que vivieran ahí los hijos de los militares que habían participado en la Revolución, pero principalmente aquellos que habían quedado huérfanos.
“Era suficientemente grande para adaptarlo con talleres como carpintería, plomería, herrería, para forjarlos en oficios y a la par estuvieran en la escuela primaria". En 1938 este internado cambia de nombre, para llamarse Juana Villalobos, como se llamaba una maestra muy querida en la región, y quien acababa de morir. Más adelante este internado se convierte en internado general, donde se recibía a todos los que estuvieran en una situación complicada.
Más adelante, en 1992 derivado de las malas condiciones en que se encontraba, se decide construir un nuevo internado. “Desde la punta de vista de los Derechos Humanos, eran salones muy fríos, con mucha humedad, no había las condiciones adecuadas. El espacio era muy grande, pero no había las condiciones de desarrollo y calidad de vida para ellos”.
Para ese momento, el entonces titular de la Secretaría de Educación en el Estado, Emiliano Hernández Camargo, gestionó ante el Gobierno de la República la posibilidad de construir un nuevo internado, pero ahora sí con todas las condiciones adecuadas.
El funcionario consiguió los recursos, y se comenzó a construir un nuevo internado de nombre Juana Villalobos, como se llamaba una maestra muy querida que acaba de morir. Este lugar en la salida a La Ferrería.
Para el CCB se realiza entonces la propuesta para convertir el lugar en el Centro Cultural Durango, inaugurado en 1998. Este lugar albergó las oficinas de la entonces oficina de Asuntos Culturales, ahí además se colocó el Museo de Cine, la Pinacoteca del estado, el Museo de la Revolución, Museo de la fotografía, además que se expusieron tres galerías de arte.
Se trasladó también para este lugar el Centro Olga Arias, se hizo una sala de videoconferencias y se hicieron las salas de estudios de los grupos artísticos de la Secretaría de Educación.
De cara a las celebraciones del 450 aniversario, se cierra para restaurarlo de manera integral, y convertirlo en el Centro de Convenciones Bicentenario (CCB), manteniendo ahí espacios de las oficinas del INAH, las salas que antes eran de exposiciones como la Pinacoteca, etc.
“Y la parte posterior que no se había podido intervenir, donde estaba la antigua capilla y la lavandería del viejo hospital, se convierten esas áreas en las oficinas temporales del gobernador, que finalmente fueron definitivas”.