De acuerdo con el inventario estatal de gases y compuestos de efecto invernadero, realizado por la Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente (SRNMA); el transporte público, es parte de las actividades que más contaminan el aire en Durango, pese a ello el líder sindical, Humberto Santana Guerrero, advierte que los concesionarios no cuentan con el recurso necesario para cambiarlos por unidades eléctricas.
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Por lo que será necesario buscar apoyos en instancias como el Gobierno del Estado y la federación, ya que se trata de unidades cuyos costos son cercanos a los siete u ocho millones de pesos cada una, y por sí solos no cuenta con el recurso suficiente para hacer una inversión de este tipo.
“Necesitamos buscar quién nos puede gestionar una parte de la unidad eléctrica”, y es que para el también regidor del Ayuntamiento de Durango, con lo que cuesta un autobús de ese tipo, se pueden adquirir hasta cuatro unidades de motores a diesel.
Aseguró que se trata de cantidades muy grandes que difícilmente un concesionario por sí solo tendrá ese dinero disponible para realizar el gasto.
Al renovar el inventario estatal de gases y compuestos de efecto invernadero, que desde hace 10 años no se le había realizado ningún cambio; la SRNMA, en conjunto con el Instituto Mario Molina, encontraron que el sector energético, es decir, todas aquellas actividades relacionadas con la producción, transformación y consumo de energía, consume el 55.67 por ciento.
De ahí la necesidad de reducir la emisión de aquellos gases que provoquen el efecto invernadero, entre la que se encuentra el cambio de unidades del transporte público, específicamente autobuses por unos de energías limpias.
Ante esto, Santana Guerrero, aseguró que en los últimos años se ha buscado renovar el parque vehicular que circula en la ciudad bajo la concesión del servicio público, y en todas las rutas se cuenta con unidades tanto de reciente modelo, como otras “más amoladonas”, dijo.
Sin embargo es la ruta naranja que va hacia el oriente de la ciudad, la que tiene los autobuses con menos años de uso, pues es la que recorre las rutas más largas; lo mismo sucede con los autobuses amarillos.
“Claro que hay un dejo de contaminación, pero tratamos de tener las unidades lo mejor posible mecánicamente, tratamos de tener camiones en buen uso, que tengan buen trato y por supuesto que mientras más cuidemos nuestras unidades, mejores rendimiento nos dan”, comentó.
Aunque se comprometió a que este tipo de autobuses se van a renovar, este cambio se hará de manera paulatina, sobre todo con ayuda de la parte gubernamental.
Cuando se encuentra un autobús con altos índices de contaminación, se saca de circulación para que sea revisada y darle su mantenimiento correspondiente al menos cada tres meses, en el que se lleve a cabo la afinación y reparación de la suspensión, “se dan mantenimientos preventivos y luego ya los correctivos, cuando la unidad sufre un desperfecto”, dijo.