- El año pasado Amitaí González se mudó involuntariamente a la cama 449 del Hospital 450, el espacio que fue un nuevo hogar por un período de dos meses.
“Ha sido un año dificilísimo (…) hace un año me estaban internando de urgencia en el Hospital 450 por salir positivo a meningitis”, comienza el texto de la usuaria de Facebook Amitaí González, donde cuenta su historia y el proceso que le ha representado este padecimiento. Su recuento “corto” es: dos meses dentro del hospital, seis meses de tratamiento, un año de impacto emocional, y sigue contando.
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En su texto largo que ha sido leído por muchos en las redes sociales, la joven sobreviviente narra que la cama 449 fue prácticamente su casa por dos meses, “y solo les quiero contar que ha sido un año dificilísimo”.
Ella es solo una de tantas personas que dieron positivo a la meningitis. Las cifras se paralizaron en 80 casos detectados y 41 fallecimientos en el estado de Durango, de acuerdo a la Secretaría de Salud de Durango (SSD).
“Hace un año de… 18 horas con medicamento, pruebas de sangre todos los días, punciones lumbares cada semana, resonancias magnéticas, tomografías, efectos secundarios, de ver a 15 doctores entrar a mi habitación dos veces al día sin saber que decirme, de no reconocerme al verme al espejo, de despedirme de mi cabello largo, de ver caer mi piel, cabello, pestañas y uñas”.
Todo este cúmulo de situaciones complicadas derivaron en una fuerte afectación también emocional en la joven que hoy en día puede contar cómo fue su vida en el último año.
“…de no sentirme 100 por ciento consciente, de sentir que perdí algo para siempre, un año de citas con mi neurólogo y mi psicólogo, un año de ataques de ansiedad. Un año de sentirme mal aunque los doctores me digan que ya estoy bien”.
Su vida se enfrentó a un cambio radical, y requirió de la ayuda de su madre para que nuevamente la enseñara a cosas básicas como levantarse de una cama, caminar, hablar, escribir, peinarse, bañarse.
“Algo que tengo muy presente es escuchar cuando alguien moría de un momento a otro y empezar a despedirme de mi mamá, de mis amigos y de mi novio porque no sabía si sería la siguiente por la enfermedad o por el medicamento. Escuchar llorar a los médicos y ver la preocupación de los enfermeros”.
“A lo largo de este año me he dado cuenta que existe mucha ignorancia sobre la enfermedad, sobre el tratamiento, sobre cuántas personas fueron afectadas. (…) Es el primer caso de meningitis micótica a nivel mundial en humanos y no, no ha habido justicia, ni la habrá. La vida sigue y no espera”.