La habitación en sí, su cama, las toallas, su casulla, y otros objetos que utilizó el Papa Juan Pablo II en su primera visita a Durango, en mayo de 1990, permanecen intactos en el Arzobispado.
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Después que durmió ahí una noche, la del 9 de mayo, el lugar quedó tal cual lo dejó, y hoy en día se preserva pero también está a disposición de quienes acudan a ver y conocer más de este momento ya considerado como histórico.
“En Durango tuvimos el privilegio que él pasó la noche, porque generalmente viajaban y regresaba a la Ciudad de México a descansar, pero en Durango fue donde sí pernoctó y por ello aquí contamos con la cama en que él durmió”, declaró el presbítero, licenciado en Historia de la Iglesia y encargado del Archivo Histórico de la Arquidiócesis, Alejandro Vacio,
Contó que esta habitación forma parte de una exposición permanente donde se conservan integra y físicamente reliquias de segundo grado de San Juan Pablo II.
“En su segunda visita a México (y primera a Durango) solo pernoctó en Durango, siendo usual que el Papa en sus visitas pastorales solo pernoctaba en la Nunciatura de la Ciudad de México”, se lee en un pendón que se encuentra al exterior de la imponente habitación.
En esta habitación consagrada se encuentra la casulla que usó en la misa multitudinaria donde se ordenaron cerca de 100 sacerdotes, el reclinatorio, la cómoda, su cama, sus buros, sus toallas.
“Contamos también con una pintura autografiada por el mismo San Juan Pablo el mismo día de su visita”.
Asimismo, explica Alejandro Vacio que se cuenta con otros elementos religiosos como el cáliz, la patena, un rosario, monedas de su pontificado; los utilizó también en la misa multitudinaria.
La visita del Papa Juan Pablo II a Durango en los 90’s “tiene un significado histórico tremendo, porque para empezar el hecho de que en una nación que todavía era laica y no tenía relaciones con la Iglesia, que había un ambiente muy hostil, que había una aparente relación muy tensa. El hecho que el jefe máximo de la Iglesia o el Pastor Supremo que es el Papa, visitara una nación mexicana, era algo sorprendente”.
Finalmente, informó el presbítero que de una manera cuidadosa se permite que la gente acuda a observar estos objetos de reliquia de segundo grado, “para así acrecentar su fe y fortalecer su orgullo por ser católico”.