La soledad y aislamiento son recurrentes en los adultos mayores una vez que estos experimentan un cambio de los roles en su familia luego de una jubilación, la viudez o una enfermedad, lo que pone a prueba la capacidad de adaptación a esta nueva forma de vida, así lo dio a conocer la especialista en Terapia familiar de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), Alma Patricia Meza Lira, quien señaló que es importante que dentro de la propia familia se sepa detectar las señales de alarma para evitar que una persona decida quitarse la vida.
Explicó que algunos de los signos se reflejan en la conducta, pues aunque suelen pasar desapercibidas situaciones como el no tomarse su medicamento o consumir de más porque simplemente se le olvida, es una señal de desatención “ya no está tan presente en lo que está sucediendo”, comentó.
En el aspecto físico, los adultos mayores con un cuadro de depresión dejan de vestirse o asearse de la manera en la que antes lo hacían porque ya no están interesados en verse bien “porque ¿para qué?”, así como hacer abuso de sustancias como una forma de desconectarse.
“Esta desesperanza puede estar reflejada en el ¿para qué?, no hay un sentido, no hay algo que te ancle a la vida”, de ahí que Meza Lira recomienda que dentro de la intervención se le reconozca a la persona lo que ha dado a la vida pues si bien es cierto es la última fase y su ciclo está en sus últimos recorridos, quizás habrá cosas de las que se culpe, también existen aquellas que le den un significado.
Señaló que para ello es muy importante contar con el apoyo de la familia, ya que si bien ya no es el padre o madre protectora y en quién recaía mucha de la responsabilidad, ahora es un abuelo que puede brindar enseñanzas y esto puede anclarlo y darle sentido a su vida.