En el Centro Histórico de Durango, sobre calle 5 de Febrero, frente a la Plaza IV Centenario, se encuentra el Museo Francisco Villa, en el conocido Palacio de Zambrano. A 11 años de haber abierto al público para mostrar más de la vida del revolucionario, ha logrado posicionarse a nivel nacional.
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Según contó a El Sol de Durango Esbardo Carreño Díaz, director del Museo Francisco Villa, en este histórico espacio se tiene un montaje de 16 salas, a través de las cuales se va narrando cronológicamente la historiografía del general Villa en el contexto revolucionario.
En una de las salas se puede hallar un enorme mural dedicado a los rostros de Villa, donde además de fotografías de distintas épocas, se leen datos respecto a los múltiples nombres que tuvo el nacido el 5 de junio de 1878, en el rancho La Coyotada, en San Juan del Río, Durango.
Para comenzar es importante precisar que José Doroteo Arango Arámbula fue su nombre de pila, sin embargo, poco se le reconoció así al hijo de Agustín Arango y Micaela Arámbula.
“Doroteo Arango llevó ese nombre por poco tiempo, tan solo en la primera parte de su vida. Con el paso de los años, fue cambiando de identidad”, se lee en una de las salas del museo que lleva su nombre.
“…Doroteo Arango fue también Arcadio Regalado, Salvador Heredia, ‘Gorra Gacha’, ‘El Güero’, ‘La Fierona’, A. Castañeda, Antonio Flores y El Centauro del Norte, entre otros”.
Según se explica, la sucesión de los nombres fue conformando el registro de la leyenda del hombre escurridizo. “En ciertos momentos Doroteo buscó encauzar su vida dentro de la ley, pero distintas condiciones se lo impidieron. Al final encontraría su destino en la lucha armado bajo el nombre de Pancho Villa”.
En sus primeros años en la sierra de Durango, a finales del siglo XIX, el entonces joven Doroteo aprendió a desenvolverse de las más diversas maneras: a sobrevivir con o sin dinero, a comer de lo que el monte proveía, a comerciar carne, a sacar provecho de lo encontrado.
