En la mera tierra de los alacranes, en el Centro Histórico de Durango, desde antes de entrar al Mercado Gómez Palacio, ya se observan alacranes por todos lados, en mezcal, llaveros, playeras, plumas, ceniceros, e incluso vivos, y como un atractivo más para los turistas, incluidos en la gastronomía.
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Si lo que buscas es comerte un alacrán, por curiosidad, experiencia y para conocer a qué sabe, podrás hacerlo a través de paletas, en brocheta, empanizado en chile en polvo, o hasta en tacos, ¿te animas?
Para comenzar, cualquier pasillo del Mercado Gómez Palacio te llevará al centro de éste, donde están los famosos comedores, ¡de que sales con el corazón contento y la panza llena, sales!.
Es en el Comedor Las Margaritas donde Claudia Mayela Martínez Beltrán cocina desde hace ocho años los peculiares tacos de alacrán, los favoritos de los turistas. Explicó que se requiere de un período de tres meses después que los alacranes son traídos de la Sierra, a fin de darles el tratamiento necesario para que puedan consumirse.
Pasado ese tiempo, “nos los traemos, los tenemos en frasquitos con alcohol de caña, y ahí se están en el refri. Cuando la gente viene, nosotros se los preparamos”.
Al alacrán grande le hacen una abertura por donde le sacan la tierra y los animales que absorben, “están limpios porque comen puras cosas pequeñas como grillos, chapulines, que son sanas”.
Aseguró que tienen la higiene necesaria, para enseguida freírlos, “y se preparan nada más para la presentación, se pone una tortilla con lechuga, tomate, cebolla y queso, y se le ofrece un alacrán grande, o si quiere, son cinco chiquitos, que también son fritos”.
¿Cuánto cuesta y a qué sabe un alacrán?
Martínez Beltrán reveló que cada taco tiene un costo de 85 pesos, y si la persona elige alacrán grande, solamente lleva uno, pero si prefiere chicos, cada taco llevará cinco de estos animalitos.
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“Mucha gente viene y nos pregunta ‘¿a qué sabe este taco de alacrán?’, nosotros, no de burla ni nada de eso, les decimos que pues a alacrán, pero para que lo prueben”.
Dijo, los paladares cambian, pues la visitan de toda la República mexicana, entonces, cada persona tomará su propia experiencia y así definirá ¿a qué sabe el alacrán?
¿Son dañinos para la salud?
“La gente de la Sierra que nos trae los alacranes, nos los tienen que traer vivos, para nosotros procesarlos, tenerlos en nuestra casa en un período de tres meses para poder tenerlos a la venta, para que los comensales puedan comerlos sin ninguna problema”.
Dijo, se tienen alacranes grandes y pequeños; de los grandes, al picar, aunque esté vivo, no hace daño, el pequeño sí, entonces esos llevan otros procesos.
Si de alacranes se trata, hay variedad, en diversos locales del Mercado Gómez Palacio, pues también están a la venta los animalitos únicamente empanizados con chile en polvo.
Según cuenta Camila Galván, “los freímos en aceite vegetal, y cuando ya están tostados los empanizamos en Tajin, y ya se acomodan, la brocheta te cuesta en 25 pesos”.
Asegura que están ricos, “saben como a los charales”; la curiosidad sí genera que la gente llegue y compre pues “es algo raro y a la vez se antoja, sí se venden, los turistas de allá de afuera vienen y se los comen”.
Cada brocheta de alacrán ya está lista para consumirse, pues explica que se le quita lo de adentro y enseguida se preparan. “…con el veneno, nada más trae en la lanceta, se lo quitas, o te lo puedes comer y nada más pica la lengua, pero no hace nada porque ya está muerto el alacrán”.
Y así, en Durango sus comerciantes y artesanos tienen una serie de productos en los que el alacrán es el protagonista; no por nada es la tierra de los alacranes.