El Fiscal Anticorrupción, Héctor García Rodríguez, fue delegado de la entonces Procuraduría General de la República en 4 plazas, en donde tuvo vivencias que confió a este medio y que por considerarlas interesantes nos permitimos transmitirlas a nuestros lectores.
Aclara, de entrada, que cruzó ese pantano sin mancharse, en una época antes de Vicente Fox, en que la plaza de Ciudad Juárez se cotizaba en 1 millón de dólares, eso para el delegado, y medio millón para algunos agentes del Ministerio Público federal.
Nuestro entrevistado no pagó nada por la Delegación, porque además tuvo la suerte de ser uno de los 10 durangueños a quienes protegió el ahora subsecretario de Transportes, Jorge Campos Murillo, cuando era Subprocurador General de la República.
Héctor García tiene entre su paso como delegado, haber colocado en primer lugar en eficiencia y honestidad a la delegación de Chihuahua, de haber sido amenazado de muerte como delegado de Saltillo y haber decomisado en Campeche el más importante cargamento de cocaína y además haber metido al bote a Juan Gabriel.
Cuando era delegado en Saltillo, la Delegación abarcaba la región lagunera. El Ejército sorprendió a 4 miembros del crimen organizado cuando llevaban 4 cadáveres para colgarlos en el puente del río Nazas. Como es natural, el Ejército los detuvo y los consignó a Saltillo, entre los detenidos estaba el jefe de plaza, que a través de un sicario le ofreció una cantidad en dólares, que no revela y como la rechazara, le advirtieron que sus días estaban contados para él y su familia.
No se amedrentó, que después de todo, cuando aceptó la comisión sabía el riesgo que corría.
En Campeche, los responsables del aeropuerto reportaron un aterrizaje de emergencia con un avión DC-9 procedente de Colombia.
Al ser abordado por el Ejército y por la Policía Judicial Federal así como las Fuerzas Armadas locales, se encontró que cargaba 3 y media toneladas de cocaína.
El más alto decomiso que se ha hecho hasta la fecha.
Como delegado de Chihuahua, tomando en cuenta averiguaciones emprendidas, consignadas, su gestión a proceso y sentencias logradas, la percepción ante la sociedad le dio un puntaje superior a todas las delegaciones del país.
De ahí lo cambiaron a Campeche y en los dos años de Campeche la Delegación Chihuahua cayó al sitio 28, razón por la que lo regresaron.
Como delegado en Ciudad Juárez recibió la orden de oficinas centrales de detener a un evasor fiscal que le adeudaba a Hacienda 9 millones de pesos, ese evasor se llamaba Juan Gabriel, en su nombre artístico.
Resulta que ese día actuaba en el Palenque, por lo que la Judicial Federal lo estaba esperando en el Aeropuerto y lo mandó a la cárcel a eso de las 8 de la noche.
Mientras tanto, en el Palenque se informaba al público que Juan Gabriel no se presentaría por haber sido detenido por la policía, con el alboroto de la gente que ya es de imaginarse.
El presidente municipal de Juárez garantizó el adeudo al fisco con una propiedad que valía 15 millones, por lo que Juan Gabriel fue liberado a las 12 de la noche y de ahí se fue directo al Palenque, donde fue recibido como héroe.
Héctor García Rodríguez es originario de esta ciudad, hijo de un conocido empresario, Carlos García Cruz, licenciado en Derecho por la Fader.
Su trayectoria fue más bien postulando pero también fue director de Seguridad Pública y comisionado de Derechos Humanos en ese municipio.
El gobernador José R. Aispuro hizo la propuesta ante el Congreso para su nombramiento como fiscal.
Pero por algunas omisiones en la propuesta, los diputados la rechazaron.
Nuestro entrevistado se amparó, la Corte lo protegió, y justamente cuando el Ejecutivo había propuesto a una señora como fiscal, ganó el amparo y fue nominado para el cargo que ahora ocupa y del que está seguro rendirá buenas cuentas, sobre todo, porque la honradez y la capacidad son dos de sus principales atributos.