Para el diputado local miembro de la comisión de Salud en el Congreso del Estado, Esteban Villegas Villarreal, en el ámbito médico la marihuana tiene mucho que aportar, empero los argumentos a favor de la legalización del consumo de esta planta suelen estar formulados desde ópticas o enfoques lineales y reduccionistas, que omiten o minimizan otras vertientes del problema.
“Como padre de familia no quiero que mis hijos sean víctimas en el futuro de una mala decisión que nosotros tomemos en el presente a la ligera”, advirtió el entrevistado al abordar el tema, y es que de entrada, el exalcalde de Durango, cita que es importante primero dejar bien claro que la marihuana es una droga, “las evidencias científicas nacionales e internacionales aportan información confiable sobre los daños y riesgos a la salud que se relacionan con el consumo de mariguana, así como las consecuencias que esta representa para la sociedad y el estado”, dijo.
Y citó algunos ejemplos: desde una perspectiva orgánica, “existen alteraciones respiratorias, tos crónica y bronquitis; alteraciones cardiovasculares, empeoramiento de síntomas en personas que padecen hipertensión o insuficiencia cardiaca; y en el sistema endócrino, alteraciones hormonales responsables del sistema reproductor y de la maduración sexual.
Explicó que existen investigaciones que muestran los daños ocasionados por el consumo de marihuana en el cerebro de los adolescentes. A corto plazo provoca problemas con la memoria y el aprendizaje. Los estudiantes fumadores habituales de mariguana presentan un deterioro en las habilidades críticas relacionadas con la atención y la retención de conocimientos, que puede persistir días después de haber consumido la droga y tardan algún tiempo en restablecerse, lo cual puede afectar el rendimiento escolar.
En lo psicológico, el consumo frecuente de esta droga se asocia con problemas en la salud mental, como estados de ánimo depresivo, ideación suicida, reacciones agudas de pánico y ansiedad, así como el desencadenamiento de trastornos psiquiátricos de tipo esquizofrénico.
Luego, en el contexto social, el consumo de marihuana se relaciona significativamente con el consumo de otras drogas, con un pobre desempeño escolar y con el desarrollo de problemas en el futuro.
Villegas Villarreal afirmó que la legalización del consumo de esta planta puede significar una mayor disminución de la percepción de riesgo en los adolescentes y jóvenes; el aumento en el número de adictos y en el costo de su atención integral, la generalización de una actitud permisiva de la sociedad hacia el consumo de drogas y otras conductas de riesgo, así como el deterioro en el tejido social, la cohesión y vínculos familiares.
Consideró además que existen drogas institucionalizadas como las medicinas o socialmente aceptadas como el tabaco y el alcohol, “pero no por eso dejan de ser drogas y su consumo debe ser en algunos casos combatido y en otros, totalmente regulado por las instituciones de salud”.
Precisa que la cosa cambia en cuanto al uso de la marihuana para fines médicos. En este sentido, la marihuana tiene mucho que aportar. Existen estudios científicos serios que avalan el uso y los resultados de la sustancia activa de la marihuana, que es el cannabis, para el tratamiento de ciertas enfermedades de tipo crónico-degenerativo.
“En este caso no podemos negar la importancia de abrir el debate de manera seria, para impulsar el uso de esta sustancia en el tratamiento de aquellos pacientes que lo requieran y que médicamente lo justifiquen”, señaló el legislador priista.
Luego, aclaró enfático que tiene que haber un control médico sumamente estricto; primero desde las autoridades sanitarias, en la regulación del mercado de los derivados del cannabis y segundo, en el ejercicio médico como tal, “en palabras más sencillas, no podemos caer en el extremo de tengo un dolor de cabeza y me voy a fumar un cigarrillo de marihuana para que se me quite, eso pervertiría totalmente la bondad que podría tener el uso de esta sustancia”, explicó.
No es una decisión que se pueda o deba tomar a la ligera, es necesario escuchar todas las voces y definir qué se quiere las nuevas generaciones, “como padre de familia no quiero que mis hijos sean víctimas en el futuro de una mala decisión que nosotros tomemos en el presente a la ligera, y que de pronto se vean rodeados de una voracidad de mercado que ofrezca la droga –la marihuana y cualquier otra sustancia- como dulces en una tienda”.
Afirmó que el tema de las drogas debe ser tratado como un problema de salud pública, de ayudar a los jóvenes a no caer en las adicciones, de ayudar a quienes ya están inmersos en este mundo de muerte y destrucción a que salgan adelante.
“Este es un esfuerzo que debemos realizar todos, poniendo énfasis en la dignidad de la persona, fortaleciendo el tejido social y, sobre todo, fortaleciendo a la institución familiar, que estoy convencido, la familia es la solución”, señaló.