El reloj marcó las 12:00 del mediodía, Crucito y Othoniel volvieron a partir del complejo de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), sin embargo esta vez ya no regresarán, pues su próxima parada será en el lugar al que todos temen pero algún día llegarán.
Crucito, como le decían de cariño sus compañeros estatales, y Othoniel fueron despedidos en la plaza cívica de la SSP, luego que un grupo de presuntos sicarios los asesinara la madrugada del pasado jueves en el municipio de Mezquital.
Aunque el día era nublado, los lentes para el sol para cubrir una mirada triste de sus familiares y amigos persistieron en la cara de quienes acudieron a despedirlos. El silencio propio de estos eventos alcanzó al comandante de la Décima Zona Militar, Jesús Arévalo Espinoza; la fiscal del estado, Ruth Medina Alemán y el secretario de Seguridad Pública, Francisco Javier Castrellón Garza, quienes incluso montaron una guardia en los féretros de Cruz y Othoniel.
En su intervención, Castrellón Garza prometió a los familiares de ambos agentes que en coordinación con el resto de las instituciones de Seguridad van a detener a los responsables “de este certero crimen y cobarde acción”, palabras que parecían no arropar la tristeza que sus familiares sienten en estos momentos, luego de que apenas ayer se enteraron de la inesperada muerte de sus seres queridos.
Los cuerpos de Cruz y Othoniel, asistieron a su último pase de lista, momento en el que sus compañeros exclamaron que están y seguirán siempre presentes. Posteriormente iniciaron su marcha con el sonido que alerta una emergencia en una de las patrullas en la que seguramente muchas veces viajaron para atender a una llamada de auxilio.