Entre juegos y diversión fue como desde pequeña, Diana Resendez comenzó a descubrir su pasión por el estilismo. Arreglar el cabello de las personas era una de las actividades que más disfrutaba de niña y jamás imaginó que la llevaría a convertirse en una notable empresaria duranguense a una corta edad.
A los ocho años de edad Diana comenzó a mostrar su gusto por el estilismo, con nostalgia recuerda que sus tías y primas fueron sus primeras clientas, quienes dejaban que les realizara todo tipo de peinados e incluso cortes de cabello. Algo que hoy en día le parece insólito pero agradece profundamente.
Su amor por esta área creativa se desarrolló al máximo durante su adolescencia, y fue durante la secundaria cuando su mamá se percató de la situación y la impulsó para que tomara talleres y aprendiera más acerca del estilismo. A partir de ahí, su madre ha sido pieza clave en el camino que ha recorrido para consolidarse como una estilista profesional.
Mientras estudiaba en la preparatoria, la joven comenzó a trabajar en el salón de belleza de Fabiola, una de sus amigas, quien le dio la oportunidad de aprender y experimentar nuevas técnicas. Diana asegura que fue gracias a este acercamiento que tomó la decisión de profesionalizarse.
De los 15 a los 21 años de edad, laboró en el negocio de su amiga, un lugar donde además de ganar fama, logró tener sus propias clientas, pero se dio cuenta que trabajar para alguien más no era lo que ella buscaba por lo que el paso más lógico era emprender.
Su hermano Ricardo es dueño de una barbershop y fue quien la invitó a la lobar en su negocio, donde Diana aumentó su agenda de clientes, hasta que finalmente decidió aventurarse y emprender con su proyecto.
La Enchuladora
Con dos espejos, dos sillas y una mesa para uñas elaborada por su papá, fue como comenzó a construir su sueño, un salón de belleza bajo el nombre de “La Enchuladora”.
Asegura que uno de los retos más grandes en su paso por el emprendimiento fue encontrar apoyos y orientación por parte del gobierno para establecer su negocio. Con esto, luego de cuatro años su proyecto no solo ha logrado mantenerse en el gusto de las personas, sino que se ha convertido en referencia a nivel local para otros profesionales del estilismo.
Su plantilla laboral está compuesta por 12 duranguenses que se desarrollan en diferentes áreas como colorimetría, estilismo, microblading, entre otras. Mientras que en el currículum de Diana destaca su participación en cursos, talleres, diplomados, master class nacionales e internacionales, así como en maestrías de marcas de belleza.
En junio de 2019 formó parte de la master class de Color Tecniques que se realizó en Cartagena, Colombia, donde tuvo la oportunidad de estudiar al lado de algunos de los mejores estilistas y colorimetristas del mundo.
Por el momento la duranguense no planea abrir más sucursales en la ciudad de Durango, sin embargo no descarta la idea. Lo que sí pretende es ampliar su plantilla laboral para poder emplear a más duranguenses.
Con esta historia de éxito que la respalda, Diana exhorta a todas las personas a siempre buscar la manera de realizar sus sueños y escuchar su instinto, asegura que este es el único que los ayudará a encontrarse con su propio destino.