Desde el año pasado se dejó de surtir el medicamento con principio activo Olaparib, cuyo costo rebasa los 60 mil pesos y es vital para los pacientes que presentan un tumor en el cerebro, como es el caso de la señora Celia Peschard Fernández.
Desesperada y angustiada, como gritando en el desierto sin que alguien la escuche o mucho menos le dé una respuesta ante su necesidad, así se siente la señora Celia Peschard Fernández, quien como varios pacientes que son atendidos en el Centro Estatal de Cancerología (Cecan), viven actualmente un viacrucis por la falta del medicamento Olaparib, cuyo costo supera los 60 mil pesos en una presentación de 56 tabletas, y que dejó de ser suministrado por el desaparecido Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), desde octubre pasado.
Asegura que hasta el momento ninguna autoridad responde a sus cuestionamientos, más allá de falsas esperanzas, y lo peor es que cada día sin esta medicación, su mal avanza sin que exista algo que lo detenga.
Dedicada al hogar, su esposo, hijos y nietos, Celia fue diagnosticada con cáncer de ovario hace aproximadamente seis años; sin embargo había logrado transitar por los subes y bajas que trae consigo este tipo de enfermedad, pues se le extrajo el tumor maligno gracias a una exitosa cirugía y desde entonces fue atendida en el Cecan cuando este sistema de atención se encontraba adherido al desaparecido Seguro Popular, el cual posteriormente migró a Insabi.
Con más de 70 años, la duranguense había logrado una estabilidad en su salud al seguir las indicaciones del médico especialista como parte de su tratamiento, por lo que el cáncer permanecía bajo control e incluso comenzaba a mostrar una notable mejoría que le regresó no solamente el ímpetu, sino que significó una inyección de vitalidad luego de pasar momentos difíciles tras su diagnóstico poco alentador.
Contenta pero consciente de que el cáncer pudiera regresar al paso del tiempo, la señora Peschard Fernández, siguió al pie de la letra las indicaciones del oncólogo que le atiende en el Cecan; lo que implicó consultas médicas periódicas para revisión y medición de los niveles de antígeno, así como aplicación de quimioterapias.
No obstante las malas noticias volvieron a tocar su puerta y en enero de 2022 se le detectó un rebrote cancerígeno, pero esta vez en el cerebro donde comenzó a hacer metástasis; situación muy poco común en pacientes con sus características.
De manera responsable y ante su nueva condición, siguió las indicaciones de su médico cuya prescripción ordenaba al Olaparib, como el medicamento principal, mismo que comenzó a actuar de manera inmediata al grado de que sus niveles de antígeno fueron disminuyendo al pasar de 200 a 54 en un periodo de medio año.
Pero tras recibir su medicación de manera casi regular, en octubre del año pasado dejó de surtirse la receta bajo el argumento de que Gobierno federal a través del extinto Insabi ya no lo compraba y a partir de ahí comenzó a perder la constancia en el tratamiento que le hizo perder el terreno ganado, a tal grado que en la actualidad se han elevado sus índices tumorales y crece la preocupación porque el medicamento señalado es la única alternativa que le disminuye el avance de esta enfermedad.
Señalan que por casi medio año no se le ha suministrado el tratamiento de manera periódica, por lo que entre sus hijos y demás familiares han comenzado a solicitar apoyo ante diversas dependencias, sin que hasta el momento se les haya dado una respuesta efectiva.
La explicación de las autoridades es que no se ha adquirido dicho fármaco y mucho menos en estos momentos en los que se desconoce si la instancia será parte de IMSS Bienestar.
Pese a los cuestionamientos, la respuesta no ha cambiado, el medicamento no se le ha surtido a por lo menos otros seis pacientes más que se encuentran en la misma condición que la señora Celia, por lo que ya se perdió la cuenta del número de solicitudes que se le han hecho al director del Cecan, quien con un trato amable les asegura que se hace todo lo posible por solicitarlo.
La desesperación los ha llevado incluso a interponer una queja por falta de atención médica ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos y otra al propio Centro Estatal de Cancerología, pero nadie les ha resuelto, no ha habido hasta el momento una voz atienda a sus demandas o reconozca que ya no se les surtirá este costoso fármaco del cual prácticamente depende su vida.
Además de la insistencia constante ante directivos del Cecan, la Secretaría de Salud de Durango (SSD) e incluso tocando puertas en instancias superiores, no han logrado que se les restablezca el abasto para darle continuidad a su tratamiento. Sin embargo por iniciativa propia y con apoyo de una organización no gubernamental han logrado reunir fondos para comprar algunos frascos de Olaparib, cuyo costo para suministro por un mes oscila en 180 mil pesos, adquiriéndolo directamente en farmacias especializadas.
Pero la necesidad continúa, pues mientras Insabi no surta periódicamente dicho medicamento, el estado de salud de estos pacientes seguirá deteriorándose. No se tiene registro de los demás pacientes porque al parecer viven en la zona serrana y en este caso la señora Celia Peschard Fernández, es la única que con apoyo de sus familiares hace un llamado para que se les apoye.
Mientras no esté clara la situación en la adquisición del medicamento, lo cierto es que para estos pacientes un día sin medicamento significa retroceder y como en el caso documentado; todo lo que había ganado en salud ya lo ha perdido.