La ciudad de Durango, ubicada en la zona del Valle del Guadiana, cuenta con 80 sitios arqueológicos, de los cuales solo uno está abierto al público, mientras que en todo el estado, se estima la existencia de al menos mil sitios que cuentan con estas características y sin embargo no han sido explorados todavía.
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De acuerdo con el delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Antonio Reyes Valdez, hasta el momento solo se ha examinado uno de estos sitios, mismo que se encuentra abierto al público, se trata de la zona arqueológica de la Ferrería, donde solo se ha estudiado el 50 por ciento de la superficie total, esto debido a la falta de presupuesto.
Explicó que son muchas las llamadas que reciben de ciudadanos reportando hallazgos en su casa, sin embargo al sacarlos del lugar en el que se encuentran de una manera errónea ya que el trabajo no está hecho por un profesional, desafortunadamente se pierde hasta el 80 por ciento de la información que se puede obtener del contexto en el que se preservó.
De ahí que aunque saben en donde se ubican los sitios arqueológicos repartidos en el estado, advierte que por cuestiones de seguridad no es posible darlos a conocer al público, debido a que pueden ser saqueados.
“Hay construcciones que pueden encontrarse debajo de esta ciudad, en dónde se les ocurra”, dijo el especialista, quien recordó los cuatro cuerpos enteros que fueron encontrados precisamente en la zona arqueológico de la Ferrería, en posición sedente, es decir, en la postura en la que fueron enterrados.
Dicho material fue trasladado a un laboratorio del Centro INAH Durango, en donde se les practicaron varias pruebas, sin embargo aún no se tienen los resultados, ya que por las condiciones en las que se encuentran y los años que probablemente pasaron ahí, los resultados tardarán tiempo.
“Todo depende del estudio, si tu quieres saber el sexo tarda un mes; si quieres saber la edad, depende del laboratorio que te haga el análisis osteológico”, comentó el delegado del INAH en Durango, quien asegura que entre tanta información que les dio el lugar, lo más interesante es haberlos encontrado en la posición en la que originalmente fueron enterrados, “al parecer estaban siendo custodios de ese espacio”.
De ahí que ahora sigue determinar qué tipo de espacio era y por qué estaba siendo custodiado por estas personas. Detalló que en la Ferrería se tienen muchos montículos y pirámides que no han sido explorados, sin embargo se estima que el lugar estuvo ocupado entre los años 400 al 1200 de esta era, “estos cuerpos pueden pertenecer a cualquiera de estos momentos”, comentó.
Por el momento estos hallazgos permanecen resguardados, ya que no pueden exponerse pues en cuanto reciben un poco de aire se comienza a perder información a través de la oxidación y la modificación del ADN, lo que implica desconocer detalles de la historia prehispánica de México y específicamente de Durango.
Aunque el personal del INAH tiene misiones de exploración durante todo el año, no todo se trata de hacer excavaciones y sacar cuerpos, ya que una vez que se saca el material es necesario tener un plan de acción, de lo contrario solo se mete a la bodega.
Para avanzar en este tipo de dictámenes se necesita presupuesto ya sea del área federal, estatal o incluso de la Iniciativa Privada, “si los gobiernos estatales y municipales tuvieran interés, se podría conjuntar recursos, siempre bajo la supervisión del INAH”, dijo.