Como cada mes la señora Martha Rosales acudió el 10 de enero a la clínica de medicina familiar del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), para surtir su medicamento para la diabetes que padece desde hace ya varios años.
Sin embargo en esta ocasión las personas que la atendieron en la farmacia le informaron que no contaban con el medicamento Pioglitazona y que regresara la siguiente semana, “el doctor normalmente me receta dos tipos y solo me surtieron uno, al menos contar con uno de ellos”, dijo.
Esta no es la primera ocasión que le sucede, aunque reconoce que no se trata de una situación frecuente. “Solo me trajeron con vueltas muchos días, así que decidí comprarlo por fuera”.
Cada caja de Pioglitazona contiene siete pastillas y deben entregarle entre cuatro y cinco de estas para asegurar el tratamiento por un mes. No recuerda cuál es el costo en las farmacias particulares, pese a ello considera que no debería hacer ese gasto.
Otro caso es el de María Martínez, paciente con hipertensión arterial quien pese a reconocer que en este momento no ha tenido problemas con la entrega del mismo, han habido ocasiones en las que le ha tardado la entrega semanas.
Y es que hay ocasiones en las que de plano, le piden que vuelva otro día, pues en ese momento no cuentan con el Telmisartán de 80 mg, lo que ocasiona un estrés de su parte pues es necesario adquirirlo en alguna farmacia privada y eso le representa un gasto adicional a su bolsillo.
La última ocasión fue necesario acudir a una farmacia de Similares para no quedarse sin el medicamento, al menos en lo que le surtían la receta en la institución de salud pública. Ahí cada caja con pastillas para un total de 14 días de tratamiento, tiene un costo de 100 pesos o si así lo desea puede llevar tres cajas por 200 pesos.
Sin embargo y aunque las compra solo cuando se ve en una verdadera necesidad, teme que al ser un medicamento similar la dosis del medicamento no sea la señalada en la caja y por ello no tenga el mismo efecto.
Aún así prefiere comprarla, en lo que la surten en la farmacia del ISSSTE, una institución a la que acude desde hace casi 35 años que comenzó a laborar en el Gobierno del Estado. Pero advierte que los derechohabientes no deberían pagar un solo peso por un servicio y medicamento que ya les han cobrado a través de sus cuotas.