El arranque del ciclo escolar en la Escuela Normal Rural “J. Guadalupe Aguilera” marcó un antes y un después respecto a las prácticas violentas que eran una tradición en el plantel y que el año pasado terminaron con la vida de un joven que lo único que buscaba era alcanzar mediante el estudio mejores condiciones de vida; hoy, en esa institución hubo en la semana de inducción actividades lúdicas y culturales; “se trata de un ejemplo que tiene que permear en todo el Estado, debe ser una señala contundente, porque no vamos a permitir que se presenten violaciones a los derechos humanos”.
Así lo estableció, categórico, el ombudsman de Durango, Marco Antonio Güereca, quien al abordar el asunto en entrevista con El Sol de Durango, destacó que precisamente, una de las recomendaciones que más trascendencia ha tenido en estos 25 años la Comisión Estatal de Derechos Humanos, es la número 18 del 2018, en el caso concreto de las agresiones que subieron los jóvenes de la escuela normal rural J. Guadalupe Aguilera.
Ahí –dijo- se da un caso extraordinario como no lo habíamos dicho anteriormente, donde perdió la vida un alumno.
En esa “semana de inducción”, que los jóvenes ya se habían ganado su lugar académicamente, eran intimidados a través de la tortura sicológica y física y en este caso, se excedieron hasta la pérdida de la vida de un ser humano.
Un joven de solamente 18 años del municipio de Poanas que lo único que buscaba era dotarse de una profesión que le permitiera mejorar su calidad de vida suya y de su familia; “a raíz de esto, la Comisión y yo como presidente fuimos muy tajantes, porque había ya dos recomendaciones de las que hicieron caso omiso”.
Nosotros –enfatizó- nos fajamos y pedimos, apegados a estándares internacionales de derechos humanos, por primera vez el reconocimiento de la responsabilidad del Estado, específicamente de la SEED, porque una de las características que deben de tener las recomendaciones, es garantizar que no vuelvan a suceder los hechos.
Aquí –marcó el entrevistado- hay que avalar la buena respuesta que tuvo el Secretario de Educación a dar cumplimiento a la recomendación.
Era pues necesario –agregó- que hubiera un acto público donde se diera una disculpa a los padres del joven, donde se plantara un árbol y se pusiera una placa.
Sin embargo, lo más trascendente es la garantía por parte del Estado de no repetición de estos hechos en la Normal Aguilera.
Sucedió entonces que acaba de pasar agosto y estuvimos en la Escuela desde que ingresaron los jóvenes, atendiendo los llamados de preocupación de los padres de familia.
Y este año marcó un antes y un después. Se acabó con la violencia.
Hubo ahora actividades lúdicas, culturales.
Si esto lo mantenemos, en dos a tres años, se desharán esas generaciones que sufrieron eso para dar paso a una ola de jóvenes que no hayan sufrido intimidación ni violencia en esa institución.
Se trata de un ejemplo que tiene que permear en todo el Estado.
Es una señal tajante, porque no vamos a permitir que se presentan violaciones a los derechos humanos.
Más que de la Comisión, se trata de un logro y de un alcance de todos y todas porque era un problema latente.
Hay que reflexionar que la normal Aguilera es una gran institución. Y es que hubo gente que pedía que se cerrar el plantel. Eso no es posible, porque la escuela es formadora de grandes profesionistas.
Fallan las personas, no las instituciones.
Hoy en la Aguilera vemos un nuevo clima y vamos a seguir trabajando, proyectó el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.