DURANGO.- Como su nombre lo indica “Acatzin” es un jardín de niños que surgió en un lugar sin mucha esperanza y como un “pequeño carrizo”. A 11 años de haber iniciado clases, hoy se enfrentan a un nuevo reto, impartir educación preescolar para más de un centenar de menores de entre tres y cinco años de edad, en espacios que no han sido diseñados para ello, pues la pandemia marca nuevas formas de trabajo.
El jardín de niños se encuentra en el fraccionamiento Real Victoria, al oriente de la ciudad de Durango, una zona donde las inundaciones en temporada de lluvias son una constante. En agosto del 2010, cerca de 70 niños llegaron cada uno con una reja en la mano para poder recibir las primeras lecciones en dos salones improvisados, construidos con madera reciclada.
Tras la llegada de la Covid-19 a Durango y con ello el confinamiento y las clases en línea, se estima que en agosto del 2021, los niños regresen a las aulas, sin embargo sus salones hoy construidos de ladrillo y cemento no los podrán recibir pues las reglas sanitarias marcan lugares abiertos para impartir clases, pero las instalaciones de Acatzin no cuentan con un domo en su plaza cívica, tampoco hay árboles donde puedan resguardarse del sol.
Olga Orquídea Aguilera Díaz, docente de dicha institución educativa, narró cómo hace dos semanas fueron víctimas de robo, “se llevaron la instalación eléctrica, estamos sin luz, ni agua, por qué hacen un mes y medio también nos robaron la instalación del agua”.
A la fecha, la Secretaría de Educación del Estado de Durango (SEED), ha recibido el reporte de 32 instituciones educativas que han sido saqueadas por delincuentes, solamente en la capital del estado y de estas, un 15% ha sido robada en diversas ocasiones, lo que prende un foco de alerta en las autoridades, trabajadores y padres de familia, sin embargo no se cuentan con los recursos suficientes para contratar cuidadores de tiempo completo.
Al jardín de niños Acatzín asisten menores de diversos estratos sociales, hoy toman clases de manera virtual cerca de 130 alumnos, esto debido a que un número considerable de padres de familia decidió no ingresar a las plataformas y retomar la educación cuando sea presencial, dijo la maestra Olga, como es conocida entre sus pequeños alumnos.
A fin de no seguir siendo parte de la estadística de robo, la directora Patricia Díaz y el personal del preescolar decidieron comprar lo hurtado con las cuotas de los padres de familia y resguardarlos hasta que sea la indicación del regreso a clases presenciales.
“Será un reto enorme”, dijo la maestra pues en dicho plantel educativo solo se cuenta con dos sanitarios, “necesitaremos lavados para que los niños se laven las manos continuamente, ya que aunque vayan de manera espaciada a los baños, son insuficientes. Las escuelas no están equipadas y preparadas para un regreso a clases, necesitamos mucho apoyo por parte de las autoridades”.
Explicó que en las aulas no pueden estar todos los alumnos, más cuando son de preescolar porque son pequeños y están a acostumbrados a socializar, “ellos se abrazan comparten dulces, juguetes, entonces tendremos que implementar dinámicas donde eso quede atrás o sea de una manera muy muy segura”, comentó preocupada.
A las seis aulas del preescolar llegan niños cuyos papás se dedican a empleos temporales o viven de la pepena de residuos sólidos, de ahí que la mayoría de las ocasiones su higiene no es la adecuada, “eso será una reto más a vencer”, comentó la maestra Olga, pues hace más de un año cuando la enseñanza era de forma presencial eran las maestras quienes les lavaban las carita y las manos.
“De regresar cuando estemos vacunados y el semáforo esté en verde, necesitaremos de la ayuda de los papás para que los niños lleguen aseados y alimentados, ya que a pesar de que el preescolar cuenta con desayunos escolares, muchas veces no es suficiente para algunos niños pues llegan sin cenar e incluso sin comer y en la hora del refrigerio compartían todos y ahora en este tiempo no se podrá”.
Olga y Patricia lograron su sueño de llevar educación a un lugar que lo reclamaba, para ello fueron maestras meritorias sin percibir un sueldo, durante siete y cinco años respectivamente, hoy con una institución que ya cuenta con clave escolar, demanda mejores instalaciones adecuadas para recibir a los pequeños ahora bajo nuevas normas y espacios conforme a lo que pide la Secretaría de Salud.
Cabe hacer mención que el jardín de niños Acatzín es una escuela incluyente, cuentan con alumnos con diversas discapacidades motrices e intelectuales, lo cual también es reconocido por la ciudadanía a su alrededor y empresas que han donado el material y mobiliario para el equipamiento de una ludoteca.
“Queremos regresar a las aulas, pero que nuestros niños estén protegidos” finalizó Aguilera Díaz.