En el año 2010, Iván presentó examen para ingresar a estudiar a la Escuela Normal Rural José Guadalupe Aguilera, pues su sueño era ser maestro, y así enfocó su plan de vida. Sin embargo “en esos días se complicó todo, y me tocó estar aquí…” en el Centro de Reinserción Social (Cereso), contó Iván, quien hoy tiene 36 de años de edad, y se encuentra como interno de este penal, donde purga una sentencia por el delito de homicidio.
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Fue hace 14 años, exactamente en el mes de septiembre del año 2010, que Iván fue trasladado al Cereso, luego de ser acusado por homicidio.
“Llegue aquí por el delito de homicidio, hace 14 años; estamos ahorita pagando eso. (…) Emocionalmente es difícil estar aquí, el hecho de estar privado de la libertad es complicado, pero aquí al interior tratan de hacernos un poco más llevadera la estancia”.
Expresó que lo más difícil a lo que se enfrenta es a no poder estar con su familia, aunque lo visitan cada mes; su mamá y hermano no son de la capital, sino de un municipio, de tal manera que hacen alrededor de dos horas de camino para llegar hasta el Cereso.
Iván es uno de los casos de éxito al interior del Cereso, pues en el tiempo que lleva ahí ya estudió y terminó su carrera profesional. Ya es licenciado en Derecho. Además, logró su sueño de ser maestro, pues colabora para enseñar al resto de sus compañeros.
“Trabajo como asesor del IDEA, ayudo a las personas que no han terminado primaria y secundaria, las apoyamos para que terminen (…) esa es una de las satisfacciones o logros que tiene uno aquí, porque me encuentro ya a la gente por los pasillos, y muchos me dicen ‘profe, profe’, y se siente chido, se siente bien. A veces las familias que vienen a ver a los compañeros, también lo reconocen a uno como profe y dan las gracias”.
Esto ha sido satisfactorio para Iván, pues incluso ha tenido compañeros sin saber leer y escribir, y aunque resulta difícil, logra enseñarles, “sí lo logramos”.
“Cuando estaba afuera, mi sueño, mi ilusión, era ser maestro. Desde que empecé a leer y escribir, me enfoqué en eso, que yo iba a ser maestro, pero no se pudo. Aquí en parte se puede decir que cumplí eso”.
¿Cómo es vivir en una cárcel?
“No te acostumbras a estar aquí, pero cada vez que mi familia viene trato de no estar triste, convivir y aprovechar el tiempo con ellos, estar con mi mamá, abrazarla, ella me da una cargada de energía e igual ella se va contenta porque me ve bien”.
Iván se levanta a las 7:00 horas, en ese momento empieza su día, con múltiples actividades; primero toca la higiene personal, el desayuno y enseguida asistir a sus labores en la escuela, o practicar futbol, beisbol o básquet, que son los deportes en que ha resaltado.
Eso no es todo, pues entre las tantas enseñanzas que les ofrecen ahí adentro, el joven aprendió a pitear cintos, los cuales pone a la venta al público en general; su familia también le ayuda a venderlos.
- “Surgen muchas emociones aquí, de repente un día te levantas feliz, otro triste, otro nostálgico, o a veces llueve y también llueve uno junto con todo. En ocasiones lloro, a veces se vale”.
¿Quién era Iván antes de ingresar al Cereso?
El joven contó para El Sol de Durango que antes de cambiar de rumbo su vida, él estaba enfocado a sus estudios, esa era su actividad principal diariamente.
“Iba a ingresar a Aguilera, para ser maestro, ya había ido a presentar examen”. Él es el mayor de dos hermanos, su padre falleció incluso antes que él fuera detenido, por lo que ahora su familia solamente es su madre y un hermano.
Su máxima lección en los últimos 14 años
Asegura que en este tiempo le han tocado múltiples vivencias y experiencias, pero hay unas que le han marcado aún más.
“Algo que me ha llenado de mucha satisfacción, es que logramos triunfar en el fut, eso mero. Que sí se puede, quedamos campeones y eso nos hace ver que sí se puede. Porque la gente a lo mejor no da ni un peso por uno, pero sí se puede”. Iván ha logrado cosas importantes dentro del Cereso, y eso le inyecta de orgullo; seguramente a su familia también.
- ¿Qué hubieras cambiado, a quién pides perdón y a quién das gracias?
- “Creo que no hubiera cambiado nada, nos tocó, entonces, perdón a mi familia, fue a la que defraudé, o con ellos quedé mal, con Dios, pero de igual manera todos los días hacemos nuestra oración y le pedimos perdón. Me encomiendo a Dios y a San Judas, y de vez en cuando vamos a misa. Y gracias igual a mi familia, por seguir apoyándome, porque ya fue mucho tiempo y no me han abandonado, son mi todo. También a Dios porque día a día nos da la gracia para despertar, amanecer vivos y para echarle ganas”.
Finalmente, Iván, detrás de los fuertes muros del Cereso, llamó a la sociedad a ser más sensible y empática, que brinden más oportunidades y den confianza a quienes salen luego de pasar años en la cárcel.
“A nosotros se nos prepara para salir y hacer el bien, con todas las actividades que nos brindan aquí al interior, que van enfocadas en eso, en la reinserción, para que la sociedad vea que sí estamos tratando de hacer las cosas bien”.