En la vida de los católicos lo más importante debe ser la Eucaristía, sin embargo en estos tiempos resulta muy complicado alejarse de los distractores que llevan muchas veces a olvidarse de Dios; no debe dejarse de lado la búsqueda de superación personal, bienestar y desarrollo familiar, siempre acompañados por el Evangelio, señaló en su Homilía dominical el arzobispo, monseñor Faustino Armendáriz Jiménez.
Durante la misa celebrada este domingo en la Catedral Basílica Menor, el pastor de la grey católica reflexionó acerca de la importancia que reviste la Palabra de Dios en la vida de todos los bautizados en esta fe. Si en verdad forma parte de nuestras vidas, deberemos analizar sobre qué tanto la procuramos o leemos en nuestros hogares, y qué tanto tiempo le dedicamos a la voz de Dios.
No debemos esperar un milagro o alguna forma extraordinaria para que llegue a nosotros, ya que la presencia de Dios está en lo ordinario de nuestra vida, puntualizó. Cada persona puede responder esa pregunta sobre qué tan esencial es en su vida la Palabra del Señor; tenemos o no tiempo para escucharla, subrayó.
Aunque muchas veces se le dedica más tiempo a las cuestiones materiales, nos perdemos en la relación con amigos y familia dedicándoles mucho tiempo, dejando de lado a Dios y Él siempre está cerca de nosotros mediante la Biblia.
"Hoy la preocupación de Jesús es cómo tratamos a la Palabra de Dios, qué disposición tenemos para escucharla, pero también es fundamental el fruto que deja en nosotros esa semilla”, así como lo establece el Evangelio de San Mateo, que se refirió en la lectura dominical.
Lamentó que muchas personas actualmente se debaten entre dos caminos, el agobio de la vida y la seducción de las riquezas; importándoles más lo que se necesita hoy, pero no la Palabra de Dios, puntualizó en su homilía el arzobispo Armendáriz Jiménez.