Aunque la mayor parte de su carrera la cumplió en oficinas gubernamentales, durante su paso por medios impresos se destacó por su capacidad para desempeñar periodismo de investigación, con la realización de artículos de fondo, el periodista Jaime López Gallegos dijo el último adiós a este mundo, partiendo para reunirse con sus hermanos Guillermo y Rubén.
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Oriundo del municipio de Chalchihuites, en el vecino estado de Zacatecas, donde vio la primera luz el día 1 de julio de 1954, López Gallegos junto con su familia arribó muy joven a esta capital, donde abrazó el noble oficio de informar en diversos medios de comunicación, entre los que sobresale seguramente el periódico El Contralor.
Desde los años ochenta, se integró a oficinas de prensa gubernamentales. Así, fue parte del equipo de comunicación social comandado por Wlfrano Torres Sanmartín, durante el sexenio de Armando del Castillo Franco.
En esta faceta de su carrera, destacan sus participaciones en la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas del Estado, cuando fue titular de esa dependencia Héctor Ricalday y Gobernador Maximiliano Silerio. Luego, con una estancia mayor, en prensa de la Secretaría de Salud, donde a la postre se integró al comité sindical donde se desempeñaba hasta el momento de su deceso, ocurrido el pasado lunes en las primeras horas de la noche, en un hecho que verdaderamente cimbró al gremio periodístico, pues recién, en un lapso menor a dos años, habían partido el viaje sin retorno sus hermanos Guillermo y Rubén, ambos periodistas.
De su labor en comunicación social de Secope, cabe subrayar la doble función que cumplió, pues cuando esta Secretaría administraba al equipo de fútbol Camineros, hoy Alacranes de Durango, Jaime hacía las notas deportivas informando sobre los resultados del once duranguense.
Anécdotas sobre este personaje hay muchas, pero vale la pena recordar aquella en la que junto con su compañeros de mil batallas Alfonso Gaitán, su “junda”, arribaron a la cabecera municipal de Cuencamé y de forma directa al templo católico. Ahí, López Gallegos en sus clásicas ocurrencias, presentó a su acompañante como clérigo. Acto seguido, un nutrido grupo de señoras de edad avanzada, acudieron a saludar al supuesto sacerdote de beso en mano y poncho asumiendo circunspecto su papel, se dejó llevar, sin que el hecho inmutara a ninguno. Obviamente al salir de la iglesia el episodio de carcajadas fue extenso.
Con 76 años de edad, víctima de complicaciones varias en su salud, Jaime López Gallegos deja atrás su paso por la tierra, y le sobreviven su viuda, la señora Conchita Zúñiga, así como sus hijos, Omar, Álvaro y Lluvia.