Familiar narra sobre la noche en que fueron asesinados los santos mártires

“Los subieron a los carros, pero con muchos soldados, los bajaron en los Santos Lugares, los estuvieron amedrentando, y ahí los fusilaron”

Perla Rodríguez / El Sol de Durango

  · jueves 29 de agosto de 2024

“Ya traían los soldados la misión de privarlos de la vida, ya la traían, nada más necesitaban algo para tener motivo” / Foto: Perla Rodríguez / El Sol de Durango

Este mes de agosto se cumplieron 98 años tras el asesinato de varios hombres, algunos sacerdotes, en medio de la persecución Cristera, quienes hoy en día son llamados Santos Mártires. Se trata de San Salvador Lara Puente, San Manuel Morales Cervantes, San Luis Batiz Saenz y San David Roldán Lara, todos asesinados el 15 de agosto del año 1926.

El Sol de Durango entrevistó a la señora Ayde Morales Acosta, habitante de Chalchihuites, Zacatecas, quien es nieta San Manuel Morales, nacido en Mesillas, Zacatecas, el 8 de febrero de 1898. “San Manuel Morales era papá de mi papá, yo le tengo mucho cariño, siempre nos inculcaron el quererlo mucho”.

Ayde Morales Acosta, habitante de Chalchihuites, Zacatecas, quien es nieta San Manuel Morales / Foto: Perla Rodríguez / El Sol de Durango


Según cuenta, su bisabuela fue madre soltera, y cuando se enteraron sus papás que iba a tener un niño, se molestaron mucho, y exigieron saber quién era el papá, pero nunca dijo nada. La corrieron de la casa, sin embargo se arrepintieron después.

“…cuando él tenía seis o siete años, se casó su mamá con un señor de nombre Julián, y San Manuel se quedó con sus abuelos, y se vinieron aquí a Chalchihuites, aquí está todavía la casa donde vivieron. Ahí vivimos ahora, él ahí hizo su primera comunión, se casó, ahí lo velaron, toda su vida la hizo ahí en la casa, que nos decían que la conserváramos para que la conocieran sus sobrinos, nietos, todos”.

“Ya traían los soldados la misión de privarlos de la vida, ya la traían, nada más necesitaban algo para tener motivo” / Foto: Perla Rodríguez / El Sol de Durango

¿Qué pasó el 15 de agosto?

Esa noche estaba la revuelta en que cerraron los templos, pero ocho días antes se hizo la última misa en la Plaza de Toros. San Manuel Morales era en aquel momento el presidente de la Liga de la Defensa de la Religión; era muy amigo de San Luis Batiz.

En la Plaza de Toros les dicen ¿quién toma la palabra?, y levantó la mano San Manuel Morales, en busca que no hubiera un levantamiento masivo violento, sino que todo se diera por la vía pacífica. Entonces, celebró el padre la última misa, cerraron los templos.

Fueron sacados del pueblo, y en un lugar llamado el Puerto de Santa Teresa, a unos cuantos kilómetros del pueblo, con gran admiración y tristeza de la gente fueron fusilados / Hemeroteca El Sol de Durango

“Ya traían los soldados la misión de privarlos de la vida, ya la traían, nada más necesitaban algo para tener motivo”. A San Luis Batiz lo aprehendieron la noche del 14 de agosto de 1926; lo tuvieron preso, lo golpearon mucho y en la mañana avisan. San Manuel Morales se fue en busca de ver qué había pasado.

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“Sale, y al bajar por el mercado, ve que están unos soldados en la casa del presidente de Acción Católica, y sale y les dice ‘yo no soy, es aquel que viene bajando ahí’, y los soldados se van contra San Manuel Morales, lo golpearon mucho, el esternón lo tenía partido, tenía muchos golpes”.

Fue un momento muy duro, lo vieron en la cárcel. “Los subieron en los carros, pero con muchos soldados, los bajaron en los Santos Lugares, que renieguen de su fe, los estuvieron amedrentando, y ahí los fusilaron”.

“Los subieron en los carros, pero con muchos soldados, los bajaron en los Santos Lugares, que renieguen de su fe, los estuvieron amedrentando, y ahí los fusilaron” / Foto: Cortesía Arquidiócesis de Durango

Según cuenta, sí hubo un testigo presencial que contó todo lo sucedido, pero también ya murió. Lo sucedido sigue siendo parte de la historia de quienes le sobreviven a San Manuel Morales.

Finalmente, Ayde Morales Acosta contó que hay en la plaza de Chalchihuites una banca que era donde se sentaba el padre San Luis Batiz a confesar a la gente, justo frente al templo. Era como una plática, él los atendía.

“Ya traían los soldados la misión de privarlos de la vida, ya la traían, nada más necesitaban algo para tener motivo” / Foto: Perla Rodríguez / El Sol de Durango