Durango es cultura, tradiciones, pero también colores y sabores, y hoy que la ciudad llega a su 461 aniversario de fundación, no pueden pasar desapercibidos sus platillos, esos que dejan “la panza llena y el corazón contento”, y que regresan a muchos recuerdos familiares.
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Vivir en territorio duranguense se traduce en festejo diario, al cocinar y probar la sazón de mamá y la abuela, que traen implícitos ingredientes y elementos tradicionales. Vivir en territorio duranguense también representa fiesta, con sus colores vivos y llamativos.
Ahora, visitar Durango es un cúmulo de historia, tradición, emociones, colores y sabores, y los turistas son los encargados de dar una traducción de todo ello.
Sobre bulevar Felipe Pescador en el número 401, casi esquina con Francisco I Madero, se encuentra Yerbanís, un restaurant con platillos de la cocina tradicional duranguense y norteña con una interpretación novedosa.
“Un restaurante de pura comida duranguense”, declaró la propietaria de este lugar, Aline Silerio Díaz, quien además contó sobre aquellos platillos que ahí ofrecen y que son parte del pasaje histórico de Durango.
“Yerbanís es una cocina que da tributo a toda esa historia, a esos 461 años de historia, justo habla de ese mestizaje, de las tradiciones de nuestra tierra”.
La gastronomía duranguense comienza con el clásico caldillo duranguense, con una mezcla de carne seca y carne fresca, con chile pasado y fresco; una combinación de sabores única “con lo intenso del chile pasado, y un poco más de ternura del chile fresco".
Otro de los grandes platillos y representante de Durango es el asado, que en Yerbanís se presenta como reliquia, meramente tradicional en las celebraciones católicas, cuando se hacen rosarios y se ofrece de corazón un “taquito”.
“El asado viene presentado con una porción de arroz a la mantequilla y los patoles charros”. En la gastronomía duranguense también se contemplan las costillas en chile pasado.
La gastronomía meramente duranguense también abraza el típico mole dulce, que en el caso particular, este restaurante lo sirve en rollo de pechuga, o en enchiladas.
Y entre caldillo, costillas y el tradicional asado, también recobran las clásicas gorditas fritas y de cocedor, preparadas como lo hacían desde hace décadas, en un horno, lo que deriva en aquel sabor que despierta recuerdos.
También se incorpora la gastronomía callejera, que igualmente es icono de los sabores duranguenses; así, se enlistan las hamburguesas típicas de esquina, que si bien no es algo meramente local, sí lleva una preparación e ingredientes de Durango.
“Es un reto la cocina duranguense, queríamos que la cocina duranguense estuviera concentrada y fuera un tributo de nosotros, y estos son los platillos más característicos”.
Ingredientes
El queso añejo viene de Tepehuanes, el asadero de Yerbanís y de Nuevo Ideal, “es una gama extensa de proveedores, que enriquece y da tributo a todos los campesinos, a la gente que trabaja en la tierra, a todas aquellas manos que hacen nuestra cocina súper rica”.
Según cuenta Aline Silerio Díaz, el nombre de Yerbanís viene de un pueblo de Rodeo, llamado La Yerbabuena, Rodeo; el nombre se adecuó en conjunto con otro clásico de Durango.
“La gastronomía duranguense es una mezcla riquísima de elementos, tiene cosas tan complejas como el chile pasado, que sería la joya de la corona de la cocina duranguense; es el chile ancho seco, pero antes de secarlo al sol lo pasan por la lumbre, de ahí el nombre, y eso le da unos sabores ahumados intensos únicos”.
Un día como hoy, pero de 1563 se fundó Durango, y de ahí en adelante, la historia es rica y nutrida.
- ¡Felicidades Durango!, y gracias por dejar a todos con el corazón contento.