Desde los seis años de edad la señora Agustina Cepeda acude cada 23 de abril a la Catedral Basílica Menor de Durango, para festejar a San Jorge Bendito, santo patrono de Durango, pues ahí es donde se encuentra su imagen, y a quien se le considera entre los fieles católicos, el protector ante las picaduras de alacrán.
Con más de 70 años, la señora Agustina recuerda, que de niña, en su casa ubicada en el Barrio de Tierra Blanca, salían muchos alacranes, y aunque les picaban a todos, siempre era más peligroso para los niños, por eso los llevaban a la Iglesia el 23 de abril para pedirle a San Jorge que los protegiera, así lo hacía la mayoría de los vecinos y familia.
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“Aunque ya casi no salen alacranes, nos sigue protegiendo, por eso mi familia y yo seguimos viniendo, porque además es una luz en el camino, por eso las velas”, y agregó que es devota porque en su familia si bien han sido picados por un alacrán, no ha sido grave, se han salvado del peligro y esto lo atribuyen a la protección que les da San Jorge.
Reconoció que en esta ocasión no llegó mucha gente, porque años atrás se veía un desfile de personas desde muy temprano afuera y adentro de la Catedral, sobre todo para la misa de las 12, “movían las bancas de la entrada, para que pudiera entrar más gente y permanecer de pie para ir avanzando, y las salidas siempre en las puertas de los lados”, recuerda.
Comentó que no cree que por cuestión de la pandemia llegó poca gente, sino porque se van perdiendo cada vez las costumbres, y a muchas nuevas generaciones no se les ha presentado estar en una situación de peligro por picadura de alacrán.
Por su parte la señora Matilde, dijo que visita el templo “para pedirle primeramente a mi padre Dios que nos cuide, y a San Jorge Bendito”, por ello trata de acudir cada año, sola o acompañada de su familia, porque considera que es una de las devotas con más fe.
En el caso de la señora Emilia, expresó mientras salía de la Catedral, “sí vengo seguido pero especialmente con San Jorge Bendito, en estos días”, y recordó que pasadas las 11 de la mañana “ya se hacían las filotas”, por lo que no cree que sea por la pandemia que poca gente haya llegado, en su caso pide por su familia, y porque no se olviden de San Jorge, ya que considera que se les está olvidando.
Aceptó que cuando sus hijos estaban pequeños, acudía con todos, pero ahora es diferente porque ya con su propia familia las cosas cambiaron, además de que sus nietos jóvenes están renuentes a seguir las creencias, y responsabilizó de esta conducta a la influencia que les llega de fuera de los hogares.
Va a cumplir 80 años, pero se considera muy positiva y fiel creyente de Dios, por eso cree que se mantiene con buena salud.
A la ciudad de Durango, llegó la devoción a San Jorge en 1749, con el Obispo Don Pedro Anselmo Sánchez de Tagle, devoto de este santo, por lo que ordenó esculpir una imagen de San Jorge en un caballo, y en la parte de abajo un dragón, símbolo del mal.
En ese mismo año el Obispo Sánchez de Tagle, lo nombra Santo Patrono de la Ciudad de Durango, y ante el alto índice de picaduras de alacrán, se optó por creer fielmente en la intercesión de San Jorge, al no tener medicamento para revertir el veneno del alacrán, ya que quien era picado seguramente iba a morir, eso llevó a miles de fieles devotos a acudir cada año a visitarlo.
Siguen siendo padres de familia o abuelos con niños los que más llegan con un ramo de flores y velas, para mostrar su devoción, al igual que muchos adultos mayores, quienes recuerdan la oración, “San Jorge Bendito amarra tus animalitos con un cordón bendito, para que no nos piquen ni a mí, ni a mis hermanitos”.