Hay vida después de la cárcel; Ruth encontró un nuevo camino

“Agradezco mucho a Dios que me dio la oportunidad de iniciar otra vez de nuevo (…) reconozco mis errores y sé que tengo que afrontar consecuencias, pero también puedo levantarme”

Perla Rodríguez Contreras / El Sol de Durango

  · viernes 8 de marzo de 2024

“Me considero una persona privada de la libertad, pero con el atributo de decir ‘me equivoque, pero puedo volver a levantarme’, y ahora aportando algo a la sociedad” / Foto: Lulú Murillo / El Sol de Durango

  • “Es como un desierto, donde aquí te preparas para salir a la tierra prometida”

Incluso en busca de reinventarse, las mujeres destacan, dejan huella y se convierten en un ejemplo para otras. Un caso de bullying en la primaria provocó que Ruth enfrentara a sus agresores, “por inercia”; fue una pelea en la que ganó y se dio cuenta que tenía que ser así de fuerte para que se le volteara a ver no como la débil, sino como fuerte.

Su personalidad se modificó y a sus 24 años de edad perdió su libertad para pagar por un delito que cometió en grupo y a causa de una mala decisión. Estuvo involucrada en un secuestro, reconoce su error, pero asegura que puede reinventarse, iniciar de nuevo y “levantarse del polvo”.

“Me considero una persona privada de la libertad, pero con el atributo de decir ‘me equivoque, pero puedo volver a levantarme’, y ahora aportando algo a la sociedad” / Foto: Lulú Murillo / El Sol de Durango

“Me equivoque”, es quizá la frase más complicada de pronunciar y reconocer, para Ruth es fácil, pues está en el camino ya avanzado de reinventarse. “Me considero una persona privada de la libertad, pero con el atributo de decir ‘me equivoque, pero puedo volver a levantarme’, y ahora aportando algo a la sociedad”.

“Hubo una parte de mi vida donde en la escuela yo había tenido bullying. Vengo de una familia con carencias. Era yo muy pequeña, y era aislada de todas las personas, de todos los niños. Yo iba con las calcetitas sucias, tenía animalitos en mi cabeza, pero era una niña. Fue mi destino. Una niña, la más popular de la escuela, me dijo cosas y yo me pelee por inercia y ¡gane!. Lo gane pero sabía que no había sido yo. Quedé con una estructura que no era mía. Dije ‘¡ah, así se llama la atención de las personas, así me incluyo a un grupo social!. Cambie mis pensamientos, pensé que todo tenía que ser defender, pelear”.

“Me considero una persona privada de la libertad, pero con el atributo de decir ‘me equivoque, pero puedo volver a levantarme’, y ahora aportando algo a la sociedad” / Foto: Lulú Murillo / El Sol de Durango

Se comenzó a involucrar con personas para tomar y fumar; pese a su escenario social complicado, no conoció otras drogas, afortunadamente. Aunque entiende perfecto que el alcohol y el tabaco dañaron su estructura aún más. “Crecí en un ambiente también donde había alcohol. Estamos hablando de familias disfuncionales, yo amo a mis padres, y yo he aprendido que todo era un propósito, todo tiene un por qué”.

Ese momento cambió su personalidad, mentalidad, y su vida. El destino y otras circunstancias la llevaron a cometer un delito por el cual hoy paga una sentencia de 18 años en el Centro de Reinserción Social I (Cereso); lleva 10 años privada de la libertad.

“Me considero una persona privada de la libertad, pero con el atributo de decir ‘me equivoque, pero puedo volver a levantarme’, y ahora aportando algo a la sociedad” / Foto: Lulú Murillo / El Sol de Durango

El secuestro

“Tengo ahorita 34 años de edad… tengo 10 años y meses aquí, llegue por secuestro, tengo una experiencia un poco complicada, pero dentro de todo este tiempo he aprendido muchas cosas. Aquí tuve la oportunidad de conocerme realmente, de lo que soy capaz y todas las cosas que puedo lograr si decido portarme bien”.

El delito finalmente no se llevó a cabo, fue una planeación por jóvenes que no sabían, que se dejaron llevar por las influencias, tal vez en busca de dinero y estabilidad dentro de un entorno complicado y desordenado, contó la joven.

“Me considero una persona privada de la libertad, pero con el atributo de decir ‘me equivoque, pero puedo volver a levantarme’, y ahora aportando algo a la sociedad” / Foto: Lulú Murillo / El Sol de Durango

Reconoce que el delito de secuestro lo cometió a causa de una mala decisión; nunca pensó que algún día llegaría a la cárcel. No midió la gravedad de sus acciones.

“Son las consecuencias de mis actos también, reconozco mis errores y sé que tengo que afrontar las consecuencias, pero también que puedo levantarme del polvo, de las cenizas”.

“Me considero una persona privada de la libertad, pero con el atributo de decir ‘me equivoque, pero puedo volver a levantarme’, y ahora aportando algo a la sociedad” / Foto: Lulú Murillo / El Sol de Durango

Para esa reinvención en la que trabaja desde la cárcel, dijo, rompió su vieja estructura, aprendió a conocer sus limitaciones y defectos. Tiene que esforzarse, reconoció.

Familia

“Mis padres sufrieron mucho. Son lo mejor que me ha pasado en la vida, ellos hicieron el mejor trabajo conmigo, conforme ellos pudieron. Mi madre tuvo un entorno difícil, éramos muchos hermanos. O trabajaban o nos ponían atención”.

En determinado momento su familia se retira, se muda y la dejan a ella sola, todo por cómo Ruth era observaba ante los vecinos.

“Me considero una persona privada de la libertad, pero con el atributo de decir ‘me equivoque, pero puedo volver a levantarme’, y ahora aportando algo a la sociedad” / Foto: Lulú Murillo / El Sol de Durango

Tiene dos hijos afuera de la cárcel, y en ellos se ha complicado aún más el proceso. “Le puedo contar una historia de amor si usted quiere, le puedo decir que todo están bien y aunque me siga esforzando que todo va a ser perfecto, pero dañamos a nuestros hijos, a cierto grado que es difícil”.

Cuando Ruth cometió el delito y terminó privada de su libertad, sus niños tenían ocho y siete años de edad. Hoy son unos adolescentes.

Describe a sus hijos como inteligentes, los dos estudian y a uno de ellos una facultad le paga incluso por estudiar; contrario a Ruth, quien nunca fue amante de la escuela.

Su hija mientras tanto hoy en día no quiere saber de su mamá, y es que fue la más afectada por las malas decisiones que tomó.

Su madre se encuentra en otro estado de la República cuidando de sus nietos, pero cada año viene y la visita. En tanto, su padre es constante en el Cereso, no falta en los días de visita.

“Me considero una persona privada de la libertad, pero con el atributo de decir ‘me equivoque, pero puedo volver a levantarme’, y ahora aportando algo a la sociedad” / Foto: Lulú Murillo / El Sol de Durango

Empezar de cero

En el Cereso se les dan las herramientas para volver a empezar, para estar preparados para el día en que su sentencia se cumpla, y se les permita salir. Reconoce que se le han dado las bases para luchar, incluso señala que ha sido impresionante este momento de su vida.

“Es como un desierto, donde aquí te preparas para salir a la tierra prometida”.

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Estudió la preparatoria estando dentro de la cárcel y actualmente cursa las licenciaturas de Diseño Gráfico y Ciencias de la Comunicación. Práctica deporte de alto impacto, TRX, para cuidar su cuerpo.

Tiene muchos sueños, quisiera apoyar poniendo un instituto para apoyar a quienes pasan por adicciones y otros momentos complicados. El primer día de su libertad se lo ofrecerá a Dios, asegura que se irá a una iglesia “para que ya nada me salga mal, porque no quiero volver a equivocarme”.

“Me considero una persona privada de la libertad, pero con el atributo de decir ‘me equivoque, pero puedo volver a levantarme’, y ahora aportando algo a la sociedad” / Foto: Lulú Murillo / El Sol de Durango

“…a veces seguimos una estructura de nuestra vida que no es correcta, las amistades, el entorno. He aprendido a preguntarme tantas cosas que he descubierto que mi genética, identidad y cómo me desenvolvía en la sociedad antes y las decisiones que tome me orillaron a darme cuenta que estaba equivocada”.