El Centro Histórico de Durango, como su mismo nombre lo dice, está lleno de historia, la cual la nutre su gente, sus negocios, sus edificios, sus tradiciones, costumbres, y más. Y si de tradición se trata, la nieve que se encuentra en las cercanías del Templo de San Agustín, da una muestra clara de ello.
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Se trata de la Nieve San Agustín, el negocio que inició Fermín Robles Parra en el año 1948, y que hoy, con 76 años de endulzar la tarde a los duranguenses, es sostenido por sus tres hijos: José Inés, José e Ismael Robles Aragón, quienes se turnan por tres días cada uno para atender a quienes ya son clientes.
Es precisamente José Inés quien contó a El Sol de Durango cómo fue que inició este legendario y dulce negocio que se mantiene entre los favoritos. En aquel año, su padre trabajaba como albañil, con Tacho y Darío Galarza, quienes una vez que dejaron la obra, se adentraron en la minería en Los Remedios. Ahí eran tres amigos, Tito, Rafa y Fermín.
“Cuando se empezó a escasear el trabajo, uno de ellos, Tito, era el que sabía hacer la nieve, y fue él también quien consiguió una garrafa de madera y empezaron a hacer su nieve, y compartió el conocimiento de ello con mi padre”.
El negocio ahí comenzó, cuando estos tres amigos andaban ofreciendo la nieve en los alrededores de la ciudad, “cuando en aquel tiempo Durango estaba más chiquito”.
"La distancia que caminaba mi padre con su carrito de la nieve en aquellos tiempos, era de la colonia Obrera donde vivimos primeramente, y después de la colonia Maderera. Desde allá se venía mi padre con el carro todos los días".
A partir de ahí la historia se fue escribiendo, y quienes hoy mantienen viva la tradición, llevan más de cuatro décadas en la misma ubicación, sobre avenida 20 de Noviembre, en la esquina con la calle Independencia.
Los encuentran todos los días, en un horario de 12:00 a 20:00 horas. Aprovechó para contar cómo es que se organizan para que a diario haya nieve para los duranguenses y turistas. “Somos los tres hermanos, y trabajamos tres días cada uno, yo inició el martes y salgo el jueves. Otro hermano llega el miércoles y sale el viernes, el siguiente entra el sábado y sale hasta el lunes, y así nos vamos rolando uno y otro”.
La historia no termina, y son los tres hermanos quienes ahora enseñan de este negocio a sus hijos y nietos; en el caso específico de José Inés, se hace ayudar de su nieto, quien ya se encarga también de la preparación de la nieve tradicional de limón, vainilla y fresa.