El vocero de la Arquidiócesis de Durango, el padre Noé Soto comentó que la situación de la pandemia también generó crisis económica para la comunidad que colabora con su servicio en la diócesis, pues se debe tomar en cuenta que además del personal religioso, brindan empleos a personas que son el sustento de sus hogares.
Reconoció que dependen mucho del ingreso que se genera en las distintas parroquias, algo que se detuvo por la pandemia, pues permanecieron cuatro meses cerradas y ahora se encuentran activas pero solo reciben al 25% de su capacidad.
La Arquidiócesis tiene la estructura de una empresa, de ella dependen familias, pagos que se tienen que realizar de los servicios con los que se cuenta como agua, luz, entre otros; por lo que es necesario tener ese sustento.
Con el dinero que ingresa además de los pagos correspondientes al personal que colabora, y el pago de servicios, ese dinero ayuda a que se puedan hacer obras de caridad para las personas más vulnerables, afirmó.
Desde el inicio de la pandemia han acatado todas las disposiciones de salud y de las autoridades correspondientes, y están a la espera de las nuevas reglamentaciones y una vez confirmada la entrada de Durango en semáforo amarillo, a partir de este mes podrán abrir su asistencia al 50%, algo que sería benéfico para la Arquidiócesis en general.
No se han realizado confirmaciones, ni primeras comuniones, mientras que en el caso de las bodas, se realizan las que ya se tenían programadas pero solo puede ingresar la familia cercana, al igual que en los funerales, solo los más cercanos.