Se estima que el 1% de la población padece esquizofrenia, una de ellas es Antonieta, quien desde los años 60 ha evolucionado en su tratamiento y con ello en la calidad de vida, esto pese a que la mayor parte de esta la ha pasado en un Hospital de Salud Mental.
Quienes la conocen desde hace ya varios años, cuentan que Antonieta era una joven muy bella, no superaba los 20 años de edad, pero ya estaba embarazada. Proveniente del estado de Sinaloa, un día mientras transitaba por las calles de Durango se presenta un brote de agresividad y desde ese momento su vida dio un giro de 360 grados.
Se dice que Antonieta ingresó al área de salud mental, al que en ese entonces se le conocía como el Hospital Civil, en la ciudad de Durango, nadie sabe quién la llevó o cómo fue su ingreso a ese lugar pero comenzó a ser atendida por las religiosas que se encargaban del pequeño lugar. Luego de varios años, los pacientes que ahí convivían fueron trasladados a una casona vieja mejor conocida como el Factor, Antonieta fue una de ellas, ahí conoció a Coralia Ávila Morena, quien hoy Subjefa de enfermeras en el Hospital de Salud Mental Dr. Miguel Vallebueno.
“Fui a realizar mis prácticas, Antonieta era muy joven, guapa y alegre”, narró Cora, como es conocida entre sus amistades, desde ese momento Cora y Antonieta han entablado una amistad, la cual se consolidó cuando en la década de los 90’s se construyó el hospital donde ahora se reencuentran.
Evolución de Antonieta
“Ya son 29 años que he atendido a Antonieta y el resto de los pacientes, iniciamos desde cero, pues les enseñamos a comer, bañarse, vestirse, ya que muchos se desnudaban, ha sido un proceso de evolución tanto médica, como emocional”, compartió la enfermera, quien ama tanto su trabajo que no lo cambiaría por nada, pues las satisfacciones que le da han sido muchas.
Antonieta era muy bailadora, pero sufrió algunas caídas y por su edad ya está en silla de ruedas, pero la relación con su enfermera Cora ha sido permanente.
Esquizofrenia: Lo Que Usted Necesita Saber
La psiquiatra Ana Suriam Bayona Mendoza, explicó que la esquizofrenia puede detectarse desde una edad temprana, pues los primeros síntomas como el aislamiento, o aplanamiento afectivo, se observan durante la adolescencia, “son personas muy aisladas y con pensamientos muy peculiares”, dijo.
Agregó que estos pacientes presentan una psicosis procesal, ya que la vida del paciente cambia, en un inicio hay varias ideas, el pensamiento se desorganiza y no son compatibles con la realidad, es ahí cuando llega el brote se hace evidente con una sensación de mucha angustia la que presenta el paciente, misma que incorporarla a su realidad distorsionada justo a sus alucinaciones, con las cuales puede aprender a vivir o a identificarlas como partes de su vida.
La también subdirectora médica del Hospital de Salud Mental en Durango, expuso que lo primero para tratar la esquizofrenia es identificar, luego diagnosticar y tratar con antipsicóticos. Cuando Antonieta inició su tratamiento, solo existían cerca de tres medicamentos, los cuales tenían muchos complicaciones adversas, actualmente existen más de una decena, ahora son inyectables y cada mes o quince días, son aplicados al paciente, “los llamamos -medicamento de depósito- a los cuales Antonieta ahora accede”.
La esquizofrenia es un padecimiento con el que, según la experta en salud mental, se puede vivir de manera funcional, sin embargo es necesario romper el estigma que impide conocer dicha condición y dejar de lado ideas como que el tratamiento es agresivo y mantiene a las personas en estados de sedación, pues estas creencias sólo generan un incremento en el sufrimiento y deterioro de las personas.
Bayona Mendoza enfatizó que socialmente las patologías mentales carecen de una red de apoyo, por ello la importancia de implementar políticas públicas para que cuando se diagnostique a los pacientes puedan continuar con el tratamiento y evitar su deterioro, además subrayó la necesidad de vincular la salud mental con instancias como Seguridad Pública, educación y la propia sociedad, no solo está ligado al área de salud.
Por más de 60 años, Antonieta ha luchado con sus realidades y hoy continúa en la búsqueda de una vida funcional en la que la esquizofrenia no sea una barrera para cumplir sus sueños.
