“Hay gente que dice que no existen los milagros, pero yo sé que sí, porque los he vivido”, expresó contenta la señora Felipa Espinoza Torres, quien desde hace 40 años celebra el 12 de diciembre a la virgen de Guadalupe, y aunque este año no echó la casa por la ventana por las restricciones sanitarias derivadas de la Covid-19, no fue impedimento para poner su altar y realizar sus dos rosarios acostumbrados, que ahora solo serán en familia.
Aunque inició la celebración en su casa sin ningún motivo o promesa, solo con el interés de realizar el rosario para la Virgen de Guadalupe, en todo este tiempo ha sido testigo de muchos milagros, “siempre están ahí, pero no siempre los vemos”, dijo de manera emotiva.
También agradece enormemente a Dios y a la Virgen de Guadalupe la reciente recuperación de su hija, quien ya está libre de cáncer, pero además no solo salió de la enfermedad, sino que tampoco sufrió los efectos secundarios durante su tratamiento de quimioterapias.
Comentó que no tuvo vómitos, ni se sintió mal en ningún momento, estaba normal como si no hubiera recibido nada, solo terminaba con mucha hambre, pero llegaba a su casa a hacer su quehacer y actividades.
La señora Felipa dice que tiene muchos milagros que contar y agradecer, como la vez que la novia de su hijo pasó un examen muy importante, pero antes estaba un poco angustiada y ella al verla así le pidió a la virgen “madrecita santa, ayúdala”.
Lo que inició como un rosario y un altar de una virgen que le prestaron pronto se convirtió en una costumbre para toda la familia, luego le regalaron una virgen grande y poco a poco se fueron sumando más conocidos y vecinos de la colonia Francisco Zarco, “siempre había música, mucho ruido, reliquia y mucha gente”
Por la pandemia no se pudo organizar la danza, la música, ni la reliquia, solo recuerda los años anteriores que todo el día era de fiesta en su casa, desde el rosario que organizaba a las 12 del día y terminando la entrega de comida; hasta el rosario de la noche, y terminando también se repartía chapurrado y tamales.
Confía en que esta situación de pandemia va a pasar y la próxima celebración será en grande con un buen festín para festejar que todo el problema de salud por Covid-19 terminó, “primeramente Dios, le pido que nos dé la oportunidad y levante este castigo, y que les de paciencia y bendiga las manos a los médicos y enfermeras”.
La señora Guadalupe Soto, contó que, desde hace 23 años, celebra a la virgen de Guadalupe porque se le presentó un embarazo de alto riesgo debido a la artritis reumatoide que padece, la petición de que su hija se logrará se cumplió; ahora ya es una joven de 23 años, por eso desde entonces cada año se organiza la reliquia en su casa.
Celebraban también contratando un mariachi para cantarle las mañanitas a la virgen morena, ahí en el fraccionamiento San Ignacio, además la señora Lulú cumple años el 12 de diciembre, por lo que hacen un doble festejo, otros años se contaba con una danza, reliquia y gran celebración con vecinos y familiares.
Ahora por la pandemia, solo organizarán un rosario en familia vía Zoom, pero instaló un bonito altar como es costumbre. Reconoció que este año fue difícil en cuanto a esta celebración y de otros santos, incluso los cumpleaños, pero expresó que lo importante en este momento es cuidarse.
Dijo que es necesario dar gracias porque estamos aquí, y seguir adelante a pesar de las pérdidas que se han tenido en la familia y conocidos por Covid-19, pide vida y salud para todos en el próximo año.
Diana Casio Flores, comentó que la visita y celebración que hacen a la virgen de Guadalupe es en agradecimiento por las bendiciones recibidas en el año, por el trabajo y la posibilidad de dar empleo a otras personas que llevan el sustento para sus familias.
La inquietud inició hace 12 años cuando sus hijas estaban pequeñas, cuando formaban parte de grupos juveniles y hacían el rosario a la virgen, después ellos decidieron hacer la peregrinación con los colaboradores de su negocio, y aprovechando que la parroquia al Santuario de Guadalupe se encuentra cerca.
Junto con su esposo manejan la Ferretería Rodo, y para hacer la celebración del 12 de diciembre en años anteriores se coordinaban con otros dos amigos quienes también agradecen por sus negocios, así junto con sus trabajadores, las familias, clientes y vecinos, hacían la peregrinación y misa para dar gracias, entonces al final se juntaba bastante gente.
“La virgen siempre nos acompaña como madre amorosa en nuestro caminar”, y este año para acatar las disposiciones de salud no pudieron hacer la peregrinación, pero están de acuerdo en que es necesario cuidarse.
Aunque, rezarán sin falta, este será de manera virtual por la plataforma de Zoom, junto con otras familias que son parte de un Movimiento Familiar Cristiano.