La sociedad está rechazando a Dios

En el inicio de la Cuaresma llamó a católicos y no católicos a vivir este periodo de reflexión y oración y construir una mejor sociedad

Juan Pablo Hernández | El Sol de Durango

  · miércoles 26 de febrero de 2020

Foto: Ángel Meraz | El Sol de Durango

Con el miércoles de ceniza dio inicio a la Cuaresma, ante lo cual el arzobispo, Faustino Armendáriz Jiménez, resaltó durante la eucaristía que se viven tiempos en donde la sociedad rechaza a Dios, ya que se presentan actos violentos que antes no se veían, por lo que invitó a católicos y no católicos a vivir este periodo de reflexión y oración con Dios, que permita construir una mejor sociedad.

Durante la celebración realizada en la Catedral Basílica Menor, en donde se presentaron decenas de católicos a recibir la imposición de las cenizas, comentó que se viven tiempos de mucha violencia producto del alejamiento que se ha tenido con Dios.

“En Durango y México se viven actos de violencia en una sociedad que viven sin Dios, que lo han expulsado de su vida. Hoy la Cuaresma es un momento oportuno para reivindicarse con el Dios y estar bien con uno mismo”, dijo el arzobispo.

De ahí que los exhortó a estar en oración para liberarse de todo lo que esclaviza, “tenemos que ayunar, confesarnos y brindar limosna”.

Comentó que con la ceniza se reconoce que somos pecadores y que hemos ofendido a Dios y al prójimo, “polvo somos y en polvo nos convertiremos, la ceniza simboliza la muerte, la conciencia de la nada y de la vanidad de las cosas”.

A los cristianos les recuerda que esta vida es tan solo una preparación, siendo el verdadero destino llegar a Dios en la vida eterna.

“Durante este tiempo litúrgico nuestro corazón, para renovar nuestra fe y para hacer conciencia de que Jesús entregó su vida por todos nosotros”, comentó Armendariz Jiménez.

Cabe destacar que los templos estuvieron concurridos de creyentes que acudieron a recibir la imposición de la ceniza y con ello comenzar la temporada de cuaresma y mantenerse en oración, abstinencia, ayuno y confesión, como marca la tradición católica.