Es respetable, pero muy lamentable la renuncia del doctor José Narro Robles, no sólo como candidato a la Presidencia Nacional del PRI, sino su separación definitiva del partido en el que militó casi 50 años.
Pero por respeto a su percepción en el sentido de que hay línea para la sucesión nacional en favor de alguien, está equivocado, porque el sentimiento general es que los priistas elegirán por primera vez en votación universal, directa y secreta a su líder nacional.
El presidente del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Enrique Benítez Ojeda, comentó lo anterior y agregó que si bien el doctor Narro no había tenido una participación en el PRI destacada, sí era -y es- bien visto entre la clase política del país.
Se le considera un hombre que le dio prestigio no sólo al partido, sino a la sociedad toda, especialmente con su rango académico como director nacional de la Universidad Autónoma de México y su destacado paso en el servicio público como secretario de Salud.
Dijo Benítez Ojeda que tiene entendido que la decisión del doctor Narro es irreversible, y es lamentable, porque a su juicio tenía muchas posibilidades de obtener la Presidencia del Partido en una contienda que está seguro es libre y derecha.
Por otra parte, dio a conocer que mañana sábado la Comisión de Procesos Internos recibirá las solicitudes de registro de quienes desean contender en la justa, mediante la cual el 11 de agosto habrá nuevo presidente nacional.