Bien dicen que el trabajo más demandante es el de ser madre, en el que todos los días y horas son hábiles, sin embargo cuando eres madre y además empleada, la vida se torna más complicada, pues estas mujeres además de su tarea en el hogar, deben cumplir con turnos laborales y requerimientos de una compañía cuyo salario les permite sostener los gastos de su familia.
En este sentido el Ejército Mexicano tiene entre sus filas a un aproximado de 66 madres de familia, tan solo en el estado de Durango, entre las que se encuentran mujeres embarazadas, tal es el caso de la sargento primero, Laura Janeth Ruiseco Villela, quien desde hace nueve años forma parte de esta corporación y a la fecha, con dos hijos de 12 y seis años de edad, y uno más en camino; se dice satisfecha del trabajo que realiza no solo para el país, sino como un ejemplo en su hogar.
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Laura ingresó a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), como soldado raso, sin embargo gracias a las oportunidades que se les brindan al interior de las fuerzas armadas, hoy es auxiliar asistente laboratorista, desempeñando su labor en el laboratorio clínico del Hospital Militar ubicado al interior del Batallón en el 5 de Mayo.
Ella, al igual que cualquier otra madre trabajadora, en ocasiones debe anteponer el servicio a la familia, sin embargo asegura que en el Ejército Mexicano también se les brindan muchas oportunidades y apoyo a las madres de familia para obtener permisos, licencias para convivir con sus hijos quienes alejados de los reclamos hacia ella, se sienten orgullosos de que su mamá sea parte de esta corporación.
“Se sienten orgullosos, lo comentan a sus demás compañeros, de hecho mi hija dice que cuando sea grande quiere ser militar como yo”, cuenta emocionada la sargento primero, quien reconoce que el apoyo de su familia es trascendental para que ella pueda salir a trabajar diariamente, pues su madre es quien la apoya con el cuidado de sus hijos mientras se encuentra en el trabajo.
Pese a que no siempre puede estar presente, su familia sabe que es una gran oportunidad pertenecer al Ejército Mexicano, y destacó algunas de las ventajas que se tienen como la obtención de seguridad social, el acceso a la educación a través de becas y muchos otros beneficios.
“Cuando estamos embarazadas las jornadas laborales no pueden ser mayores a ocho horas de lunes a viernes, no realizamos varios servicios que normalmente realizamos. Nos cuidan mucho y prestan mucha atención a este tipo de situaciones”, dijo.
Con cuatro años en el Ejército Mexicano, uno de estos siendo mamá de una pequeña, la subteniente auxiliar enfermera, Magali Selene Rojas Faz, dice sentirse segura en un lugar donde las apoyan para que puedan vivir y disfrutar de su maternidad.
“Se porta flexible con los horarios y cuando ha habido necesidad de tener que ir por mi hija o traerla a atención médica, me autorizan ir por ella y regresarla a la casa”, dice luego de platicar lo difícil que es dejarla en casa con la abuela y querer pasar el mayor tiempo posible con ella, sin embargo está consciente que debe salir a trabajar, “personalmente sí es un poco difícil dejarla, pero el Ejército nos apoya mucho en ese aspecto”.
Explicó que pese a que ella estudió la carrera de Enfermería en una escuela civil, las prestaciones que brinda la corporación la animaron a ingresar a las filas de la Sedena, decisión de la que nunca tuvo miedo porque sabía que era una buena oportunidad para ella y su familia.
Magali dice sentirse conforme y segura del lugar en el que presta sus servicios ya que cuentan con un programa de equidad de género, el cual cumplen sin distinción “todos tenemos los mismos derechos y hacemos prácticamente lo mismo. Aunque uno como mamá de repente si pide más permisos para estar con los hijos y se apoya”, dice.
Y es que como todas las madres trabajadoras, llegar a su casa agotada es una condición normal, aunque está consciente de que su bebé al ser tan pequeña aún demanda mucha atención.
Atención materna en el Ejército Mexicano
Por su parte el Mayor Médico Cirujano, José Eruvey Sánchez Torres, quien se dedica a la atención de las derechohabientes embarazadas en el Hospital Militar de 5 de Mayo, aseguró que existe una directiva por parte del Ejército específica para la atención de mujeres en esta condición y donde dice que hay que protegerlas, exceptuarla de actividades que puedan poner en riesgo su salud, contar con horas de descanso, y si trabajan en lugares infectocontagiosos o contacto con sustancias químicas, biológicas o radiológicas, deben sacarlas de ahí.
El especialista explicó que una vez que se tiene conocimiento de que está embarazada, a partir de la semana 12 se les da una excepción de usar el uniforme y el armamento, además de que pueden comenzar a utilizar ropa de maternidad; asimismo no pueden realizar turnos o comisiones que duren más de 12 horas; tampoco hacer servicios nocturnos.
“A partir de la semana 30, el periodo de trabajo se reduce a ocho horas y una vez que llegan a la semana 36, se les da una licencia médica materna”, comentó el médico cirujano, quien además señaló que el Ejército Mexicano maneja otras directrices como en casos de abortos, recién nacidos prematuros o que presenten alguna discapacidad, se les brinda atención médica especializada.