Ha trascendido desde hace unos días el arribo del expresidente nacional del PAN Manuel Espino Barrientos para hacerse cargo de la delegación del Gobierno Federal en la entidad, hay ya pronunciamientos que de manera natural son algunos de bienvenida y otros en contraste con una apresurada descalificación.
Manuel Espino no ha escondido su posición política inicialmente en el PAN y en otro momento apoyando a Peña Nieto en 2012, de los comentarios de descalificación se le acusa de ser del Yunque, una vertiente ideológica de extrema derecha incoada principalmente en las filas de Acción Nacional pero con priistas también que se insertan en esa afinidad.
Al respecto hay que poner en claro que el movimiento de transformación que encabeza Andrés Manuel López Obrador partió de tener una amplia alianza en diversos sectores de la sociedad, en la que liderazgos y colectivos nacionales y regionales de diferentes territorios se sumaron y se construyó un triunfo contundente en la elección presidencial de 2018.
Si no hubiese sido así, tal vez otra sería la realidad, no hay que perder de vista que las directrices políticas e ideológicas del proyecto de trasformación del país estaban ya establecidas como un proyecto de nación que se ha construido desde hace décadas en franco contraste al régimen que fue derrotado, y sobre estos lineamientos se identificaron las coincidencias para concretar las alianzas político electorales.
Bajo este esquema de confluencia política en el marco de una gran alianza nacional, está Manuel Espino y un German Martínez y un número importante de panistas y priistas que contribuyeron de forma determinante a desquebrajar el régimen y así consolidar las posibilidades de triunfo no solo de Andrés Manuel, también amplió la cobertura ganadora para que abrumadoramente se ganaran las mayorías legislativas en ambas cámaras del congreso de la Unión y 17 legislaturas locales.
Ahora bien, ha quedado demostrado que en Durango persiste una ausencia de cuadros políticos con experiencia parlamentaria y de gobierno, con argumento político que posicione la agenda de la transformación y de las políticas públicas del Gobierno Federal en la entidad, Manuel Espino es un hombre con vasta experiencia política que trae afianzada la plena identidad del proyecto de País bajo las directrices del presidente Andrés Manuel.
Su encomienda es la conducción del Gobierno en el Estado de Durango, que es de resaltar, que hay un rezago importante en los trabajos y metas de la entidad en materia de cobertura de programas de bienestar, Espino Barrientos no llega bajo los conceptos o inercias del pasado, hay una redención y reivindicación política, bajo conceptos elementales de transformación que requiere el país, hay plena y absoluta coincidencia en que debe combatirse y acabarse la corrupción, no tiene por qué ponerse sobre la mesa las posibles discrepancias sobre simetrías ideológicas de izquierda o de derecha cuando hay una agenda vasta de coincidencias políticas pero sobre todo, en las formas de ejercer gobierno rumbo a la transformación del país, desde el Estado de Durango.
Sus acciones del pasado, sus eventuales relaciones y posicionamientos políticos acorde a lo que en su momento generaba la convicción de actuación así, como seres humanos y como actores políticos, todos sin excepción tenemos derechos a la reivindicación política.
No hay que perder de vista que hay prejuicios que van encaminados con toda la intención de afectar a la cuarta transformación, hay intereses en Durango y en el país que están siendo afectados por el nuevo gobierno, actores que fueron beneficiados por la corrupción y que le apuestan al regreso del régimen que les dio privilegios que hoy les fue arrebatado, son los principales opositores que descalifican a priori cualquier nombramiento que se haga, no sólo el de Manuel Espino.
