La Arquidiócesis de Durango llevó a cabo la celebración eucarística de imposición del Palio Arzobispal en la Catedral Basílica Menor, a Monseñor Faustino Armendáriz Jiménez, quien lo recibió de manos del Nuncio Apostólico, Monseñor Franco Coppola.
En noviembre se cumplió un año de la llegada de Armendáriz Jiménez a la ciudad de Durango para tomar las riendas de la Arquidiócesis, sin embargo la llegada de la pandemia a México, y las posteriores restricciones respecto a la movilidad, impidieron que la ceremonia se llevara a cabo como es tradición.
Hoy luego de 12 meses de espera, en una ceremonia privada, a la que solo asistieron los invitados indispensables y que fue transmitida a través de redes sociales por la comunidad católica de Durango y el mundo, por fin se Monseñor Faustino Armendáriz, recibió el Palio Arzobispal de manos del Nuncio Apostólico, Franco Coppola.
El vocero de la Arquidiócesis, padre Noé Soto, explicó que el Palio Arzobispal, es un ornamento litúrgico propio del sumo pontífice y cuya tradición data del siglo V. Sin embargo llegó a ser de uso ordinario para los arzobispos a partir del siglo IX.
El Palio se coloca sobre los hombros del sumo pontífice y de los arzobispos como símbolo del pastoreo, un recordatorio de que deben cargar con las ovejas, como el pastor lo hizo, en la Parábola de la oveja perdida.
La costumbre de la concesión del palio a todos los metropolitanos, se generalizó a fines del siglo VIII, y se confirmó por el IV Concilio de Constantinopla, cuando se consideró como símbolo de la autoridad metropolitana, dejando de usar el suyo los obispos ordinarios a los que alguna vez se les había concedía como mero honor.
Al inició el Palio consistía en una pieza de vestidura que se replegaba a manera de banda, pero a partir del siglo VI, tomó la forma de cinta, y desde el siglo IX al X se le dio una forma casi idéntica a la actual, con las seis cruces negras a partir del siglo XV.
Recordó que Arzobispo, es el nombre que recibe un obispo con el título de una Arquidiócesis, es metropolitano el Arzobispo de una provincia eclesial que se conforma por varias Diócesis, y tiene todos los poderes en su propia Arquidiócesis, así como supervisión y jurisdicción limitada sobre las demás diócesis.