Este martes fue un día histórico para México al recibir formalmente a su primera mujer presidenta, pero también representó un momento de gran valía para Virginia Flores Flores, maestra, activista social, ex-gobernadora tradicional de la comunidad O´dam de Xoconoxtle de Mezquital, Durango, y quien fue la encargada de informar a Claudia Sheinbaum Pardo sobre el significado del bastón de mando, el cual le fue entregado este mismo 1 de octubre por la tarde, en una ceremonia frente a miles de personas en el Zócalo de la Ciudad de México, por parte de los representantes de los pueblos indígenas y afromexicanos.
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“Es un día histórico para las mujeres, por primera vez después de 200 años de existencia del Estado Mexicano, una mujer recibe el noble cargo de dirigir el destino de este país, así lo quiso y decidió el pueblo, los pueblos indígenas y afromexicanos en la elección del 2 de junio del presente año”, fueron parte de las primeras palabras de Virginia, un orgullo para las duranguenses, y ejemplo para todo México.
Dijo, los pueblos indígenas, con toda la fuerza de su historia y cultura milenaria, respaldan y acompañan con amor y humildad a la nueva mandataria en el camino que inició formalmente este 1 de octubre.
“Venimos con mucho respeto y esperanza a hacerle entrega del bastón de mando, símbolo de la energía, la fuerza y sabiduría colectiva de los pueblos del México profundo”.
¿Quién es Virginia Flores Flores?
Originaria de la comunidad Xoconoxtle, ubicada en el municipio de Mezquital, considerado uno de los más pobres de todo el territorio nacional, desde niña siempre soñó con saber que había más allá de las montañas, y ahora sabe incluso más.
La maestra, según contó en el año 2021 para El Sol de Durango, cursó hasta el sexto año de primaria, pues para aquel entonces, en los 70’s, no había secundaria en la región; pese ello su sueño era continuar sus estudios.
Apareció en su destino un maestro proveniente de Tepic, Nayarit, quien les ofreció la oportunidad de seguir estudiando pero fuera de la comunidad, Virginia no dudó en aceptar.
"Principalmente se alentaba a los hombres a que se fueran, a nosotras las mujeres pues no, pero yo levanté la mano y dije yo voy".
En medio de un camino difícil concluyó sus estudios y regresó a su tierra para compartir y aportar a su comunidad, donde comenzó a involucrarse en los asuntos internos, "…y como nos decían que nosotros teníamos que ver por el bienestar de la comunidad en todos los aspectos, yo me lo tomé muy en serio".
En determinado momento se convirtió en maestra en Santa María de Ocotán, Durango, donde también participaba en las asambleas comunitarias. Y más adelante también se involucró en la política.
"Hay quien dice oiga pues usted es política, usted es líder, yo lo único que digo es que cuando hay una situación a mí lo que me mueve es cuál es la motivación interna, entonces yo participo, me involucró y buscó solucionar la situación y participo".
"A mí me gusta andar con la gente en la comunidad, viviendo ahí, porque eso es para mí muy importante, porque de esa manera es cómo me doy cuenta de qué es lo que pasa, me gusta escuchar las voces de los habitantes, para mí es una enseñanza".