20 años de la canonización del Padre Luis Batis Sainz

Este 21 de mayo se cumplen veinte años de la canonización del Padre Luis Batis Sainz, párroco de Canatlán del año 1902 a 1922

Marco Antonio Rodríguez | El Sol de Durango

  · miércoles 20 de mayo de 2020

Foto: Marco Antonio Rodríguez | El Sol de Durango

CANATLÁN, Dgo. (OEM).- Este jueves 21 de mayo se cumplen veinte años de la canonización del Padre Luis Batis Sainz, párroco de Canatlán del año 1902 a 1922 y asesinado en Chalchihuites, Zacatecas, al inicio de la guerra cristera el año de 1926. Fue el constructor de la fachada y forma del actual templo parroquial de Canatlán.

Con dos décadas de labor evangelizadora en la tierra de las manzanas, el Padre Batis, como se le conoció en esta tierra, fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el día 22 de noviembre de 1992 y canonizado por el mismo Pontífice el 21 de mayo del año 2000. La canonización representa la acción de oficializar Santo a un Beato y autorizar su culto a toda la Iglesia Católica en el mundo.

En los Libros de Bautismos de la parroquia de San Diego de Canatlán, cuando la administración del párroco Ricardo Rosales, se encontró que el Presbítero Don Ignacio Luis Nájera era el párroco en el mes de agosto del año 1897, quien estuvo durante cinco años, hasta el día 22 de diciembre de 1897, cuando llegó para hacerse cargo de dicha responsabilidad el Presbítero D. Jesús Loya.

El año 1902, el Padre Luis Batis llegó para hacerse cargo de la parroquia y permaneció hasta el año 1922, registrando los documentos que en los años de 1916 y 1920 tuvo como curas interinos a Joaquín Holguín y a Juan Castro, respectivamente.

El año 1922 llegó a su fin el trabajo pastoral del Señor Cura Luis Batis, luego de veinte años de servicio al frente de la parroquia, sucediéndole el Padre Juan Castro, hasta el año de 1935, con la llegada del Pbro. Juan Alcázar, como párroco encargado-.

El Diccionario de Historia Cultural de América se refiere a Luis Batis como uno de los primeros sacerdotes mexicanos que dieron su vida por la fe en la sangrienta persecución religiosa desatada por el Gobierno federal en l926 fue el Sr. Cura de Chalchihuites, estado de Zacatecas.

Nació en San Miguel del Mezquital (hoy Miguel Auza) Zacatecas, el 13 de septiembre de 1870, hijo de Wenceslao Batis Arellano y María de Jesús Sainz Ortega. Fue bautizado con los nombres de José Luis Amado en la parroquia de su lugar de nacimiento, la cual pertenecía a la arquidiócesis de Durango.

Con el ejemplo y apoyo de su hermano mayor, Jesús María, sacerdote, ingresó al seminario diocesano en 1882 y recibió la ordenación sacerdotal el 1° de enero de 1894 en la ciudad de Durango. Inició su ministerio en la parroquia de San Juan de Guadalupe, pequeño pueblo en el límite oriental del Estado de Durango. En octubre de 1902 fue nombrado párroco de San Diego de Alcalá, en Canatlán, Durango, donde desempeñó su servicio pastoral a lo largo de veinte años.

En aquel entonces y de acuerdo a las actas que se tienen en el archivo, las cuales el reportero tuvo en sus manos, el nombre de la parroquia era el de San Diego de Canatlán, siendo décadas después cuando cambio su nombre a parroquia de San Diego de Alcalá.


El Padre Batis fue un sacerdote totalmente consagrado al servicio de su pueblo, centrando su atención en sus ovejas más débiles: los pobres, los enfermos, los niños y los ancianos. Estableció un hospital para los pobres, a la par que centros de catecismo y fundó colegios parroquiales, así como asociaciones de hombres y mujeres para su formación cristiana y social. Convencido de que un pueblo en el cual el templo estuviese en ruinas indicaba la ruina del mismo pueblo, alentaba obras de reparación y decoro del templo parroquial. Este buen pastor de sus ovejas, paciente, pobre y mortificado, estuvo siempre muy cerca de ellas; su trato alegre y amable para con todos le hizo ganarse el amor de su pueblo.

No es extraño que el señor arzobispo de Durango José María González y Valencia lo quisiera como director espiritual de su seminario diocesano; por ello fue trasladado de la parroquia de Canatlán al Santuario de Guadalupe en la ciudad de Durango, a efecto de que pudiera atender la formación espiritual de los jóvenes seminaristas.

Imagen: Marco Antonio Rodríguez | El Sol de Durango

En el año 1925 su arzobispo lo reasignó nuevamente a la vida parroquial destinándolo como titular de la parroquia de San Pedro Apóstol, en Chalchihuites, una pequeña población ubicada políticamente en el vecino estado de Zacatecas pero que pastoralmente dependía de la arquidiócesis de Durango.. Con gran entusiasmo el Padre Batis asumió su labor pastoral en su nueva parroquia, donde trabajaría con renovados bríos hasta su martirio, ocurrido un año después.

La inminente entrada en vigor de la Ley Calles fue establecía penas de cárcel a las violaciones de los artículos antirreligiosos de la Constitución de 1917, obligó al Episcopado Mexicano a decretar la suspensión del culto público en todas las diócesis de México a partir del día 1° de agosto de 1926. Un día antes de esa fecha y antes de cerrarse los templos, el padre Batis organizó varias reuniones para explicar a los fieles de Chalchihuites en qué consistía dicha suspensión, y las razones por las que los obispos habían tomado tan inédita medida.

En el templo parroquial de Canatlán existe una imagen a bulto del Padre Batis, colocada durante la gestión del párroco Ricardo Rosales Flores y el mes de agosto del año 2016, el alcalde Manuel Jesús Ávila Galindo a nombre del ayuntamiento canatlense donó un puntura al óleo realizada por el destacado pintor local Juan Herrera, con motivo del noventa aniversario de su sacrificio, recibiéndola el párroco actual José Martín Favela Rodríguez.

En su ensaño publicado en la década de los cuarentas por Agustín Ruiz Soto, entonces estudiante del Instituto Juárez de la ciudad de Durango y después diputado local, diputado federal y Senador de la República, dejó plasmado en su obra que en el año de 1914, la Iglesia que existía fue reconstruida totalmente por el Sr. Pbro. Luis Batis. Al hacerse las excavaciones para levantar la torre, se encontró un pergamino que atestiguaba que la Iglesia que se estaba reconstruyendo tenía cien años de fundada, es decir, el año 1814.