RODEO, Dgo. (OEM).- Este pasado 30 de agosto se cumplieron tres años de la resonada caída de los puentes El Palmito y San Antonio, ubicados sobre la carretera federal Panamericana o 45, en el municipio Rodeo.
Era la mañana del martes treinta de agosto del año 2016, día en que el alcalde Rodrigo Meza Rentería presentaría su Tercer Informe de Gobierno, antesala a la transmisión de poderes al día siguiente, en que tomaría protesta el Ayuntamiento 2016-2019 encabezado por el presidente Esequiel Jurado Medina.
Maestros que laboraban en el norte del estado transitaban rumbo a la ciudad de Durango, antes de las ocho de la mañana, cuando a pocos metros antes de llegar a la localidad El Palmito, observaron cómo le faltaba un tramo al puente del mismo nombre, arrasado por las corrientes del arroyo El Molino, pudiendo maniobrar y evitar caer por el hoyanco.
Se presumió que la caída de algún árbol fracturó y provocó la caída de un tramo de 20x10 metros del puente, provocando que automovilistas y camiones que transitaban por esta importante carretera quedaran varados, pero con la alternativa de regresarse y buscar salir por la carretera a Nazas, que entronca a la altura del poblado San Antonio, metros antes de llegar a la cabecera municipal.
Sin embargo, la sorpresa mayor estaba por llegar, pocas horas más tarde, cuando el puente ubicado a la altura del kilómetro 145, a metros de la localidad Cuesta de San Antonio, también registro la caída de un tramo, ante el embate de las crecidas aguas del arroyo de Coneto, que se deriva de la presa González de la Vega.
Este puente ya había presentado avisos de fallas estructurales, socavones que entonces no habían pasado a mayores y seguía permitiendo el paso vehicular.
Al caer el segundo puente, provocó que diversas localidades quedaran incomunicadas, entre un puente y el otro, siendo ellas Amoles, Buena Vista, Higueras, Leandro Valle, Linares del Río, Santa Isabel del Resbalón y Valle Nacional.
Meses tuvieron que pasar para que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes concluyera la rehabilitación de la estructura de ambos puentes, ofreciendo de manera temporal puentes movibles, con capacidad para soportar hasta cuarenta toneladas, como de manera precautoria anunciaba a través de señalización.
Dicen que de los males, el menor y más allá de los daños a la propia vía de comunicación y a los inconvenientes que significaban hacer, durante algunos días, rodeos hasta la zona lagunera para traslado a la capital del estado, no hubo desgracias personales qué lamentar, sólo el susto, de un hecho que ya forma parte de la historia contemporánea del municipio Rodeo.