CANATLÁN, Dgo. (OEM).- Cada temporada de lluvias, vecinos de la parte poniente de ciudad Canatlán temen por el riesgo que representa la bajada de avalanchas de lodo y piedra desde lo alto del cerro, que llegan hasta las calles Abasolo, Lerdo de Tejada y hasta la Cuauhtémoc.
Un problema de años, que ha venido en aumento a partir de la helada negra que se registró a mediados de la década de los años 90’s, el siglo pasado y que terminó con mucha de la vegetación existente, según lo recuerdan vecinos como Antonio Herrera Almodóvar y Rebeca Vizárraga Torres, entre otros.
El cerro está muy erosionado, la vegetación prácticamente ya no existe, se acabaron las nopaleras y solo quedan los huizaches, especie que por la forma de sus raíces no permite que crezcan cerca otras plantas; el sobrepastoreo y la falta de políticas de conservación de suelos ha derivado en tener un cerro prácticamente sin cubierta, que provoca que el agua baje y arrastre todo tipo de material, menciona el entrevistado.
Por su parte, la señora Vizárraga menciona que durante varios años, vecinos de la calle Juárez han acudido a las administraciones de gobierno municipal buscando que se urbanice el tramo entre la calle Abasolo y el cerro, como se hizo en arterias como la Ortiz de Zárate, Guerrero y últimamente la Mina, sin embargo, no se tuvo respuesta, esperando que en la actual sí pueda hacerse.
Soy una de las personas afectadas con lodo, piedra y maleza que el agua arrastra en temporada de lluvias; el cerro debe estar al cuidado de la autoridades, lo mismo para evitar que se presenten los lodazales en tiempo de lluvias que los incendios de zacatales en temporada de secas, como sucedió hace pocos días, cuando hubo un incendio que dañó la vivienda de la señora Raquel Núñez, menciona.
Hoy más que siempre, a nivel federal y estatal existen dependencias gubernamentales encargadas de velar por la preservación del medio ambiente y los recursos naturales, que en el caso de Canatlán han pasado de noche, porque parece que no se enteran de la situación de olvido, descuido y daño al entorno natural que se provoca en sitios como el mencionado cerro ubicado junto a la cabecera municipal.