Después de 52 años, "culebra" de agua impacta Benjamín Aranda, Canatlán

Fueron siete puntos en los cuales pegó y quedó una huella destructora sobre la piedra de los acantilados en el Cañón de Los Altares

  · martes 29 de septiembre de 2020

Foto: Cortesía | Marco Meza

CANATLÁN, Dgo. (OEM).- La mañana del domingo trece de septiembre, los habitantes del poblado Benjamín Aranda, ubicado al sur del municipio Canatlán, se encontraron que la comunidad estaba inundada, al desbordarse las aguas del arroyo de Las Moras, horas después de que una “culebra” pegó siete veces en el cañón del mismo nombre, ubicado sobre la Sierra Madre Occidental.

José Guadalupe Valenzuela Andrade, presidente del comisariado ejidal menciona que la última vez que los habitantes del lugar recuerdan la presencia de una “culebra de agua", también conocidas como tornados, fue hace cincuenta y dos años, en 1968 y desde entonces no sucedía algo como lo acontecido la noche del sábado doce de septiembre.

Ubicado en el Valle de Cacaria, a un costado de la cordillera de la Sierra Madre Occidental, el poblado está en la ribera del arroyo de Las Moras, que al bajar por la cañada del mismo nombre recibe el agua de seis arroyos más y a su vez es afluente del río La Sauceda, que aguas arriba nace en Canatlán y descarga en el municipio de Durango, pasando por las presas Caboraca y Peña del Águila.

“A la cordillera la conocemos como la Sierra de Picachos y hasta allá subí ayer para verificar los sitios en los cuales pegó la culebra que cayó hace diecisiete días, algo que la generación actual recuerda muy vagamente, al ser ya cincuenta y dos años de lo sucedido”, señala.

Fueron siete puntos en los cuales pegó y quedó una huella destructora sobre la piedra de los acantilados en el Cañón de Los Altares, que es uno de los varios que se encuentra en la Sierra de Picachos, entre ellos el de la Cuevita del Obispo, el de Sosaya y el citado de Los Altares.

Luego de lo sucedido se solicitó el respaldo de las autoridades para elaborar un proyecto que permita desazolvar un tramo del arroyo de Las Moras, son entre 150 y 200 metros los que requieren el trabajo y con ello evitar más desbordes que pudieran inundar de nuevo al poblado, puntualizó Valenzuela Andrade.