GÓMEZ PALACIO, Dgo. (OEM).- El Día de la Candelaria es la purificación de María 40 días después de Navidad, es decir el 2 de febrero, cuando José y María presentan al niño Jesús en el templo, pero además, el término de Candelaria viene de candela y esto significa la luz y vino a iluminar a las naciones.
Así lo manifestó el párroco de la catedral de Guadalupe en Gómez Palacio, Durango, padre Julio Carrillo Gaucín, quien dejó en claro que el miércoles se cumplen los 40 días de que nació el niño Jesús, por lo que, una vez presentado por la virgen María y José al templo, es signo de luz, con esto consagran al niño a Dios y con ese momento se ratifica que Jesús es Dios.
El representante de la iglesia católica comentó que en México se da una aserie de tradiciones y con el paso de los años, el Día de la Candelaria se centró en vestir la figura del Niño Dios para llevarlo a la iglesia y ser bendecido.
Sin embargo, indicó que no debemos distraernos en lo superficial, en los tamales, buñuelos, atole, chocolate, que eso es secundario, pues lo importante y la invitación es que nosotros seamos luz, para iluminar a nuestras familias y a nuestra sociedad, “hoy nosotros tenemos que ser esa luz que tanto necesita nuestro mundo”.
Próximo 8 de febrero será párroco del Sagrado Corazón en Lerdo
Por otro lado, Carrillo Gaucín dio a conocer que el próximo 8 de febrero tomará posesión de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en Lerdo, Durango, acto que presidirá el obispo Jorge Estrada Solórzano.
Luego de 13 años y seis meses sirviendo en la Catedral de Nuestra señora de Guadalupe en Gómez Palacio, lo hizo con entusiasmo y alegría, siendo un gran pastor de los fieles católicos a quienes les predicó la palabra de Dios y que les tendió la mano cuando más lo necesitaban.
Hoy martes tras recibir su nombramiento como párroco del Sagrado Corazón de Jesús y al estar preparándose para trasladarse a dicho templo, aprovechó la oportunidad para decirle a la feligresía que seguirá sirviendo en el nombre de Dios y predicando su palabra, a fin de contribuir a la conversión de los corazones y que estén en gracia de Dios.