CANATLÁN, Dgo. (OEM).- Una situación muy difícil es la que atraviesan prestadores de servicios y comerciantes en pequeños, como sucede con el reconocido vendedor de nieve Gerardo Muñoz Ríos, quien a pesar de hacer su lucha diaria en contra de la circunstancia difícil, no se rinde.
“ A veces no saco ni para volver a preparar la nieve al día siguiente, no tengo para elaborarla, está muy difícil la situación”, dice al comenzar la entrevista bajo el sol fuerte de la tarde de domingo, en una de las calles del fraccionamiento Los Manzanos.
Explica que por lo general está de planta en la estación de autobuses foráneos, con la avenida Ferrocarril, pero al no haber venta tiene que salir a recorrer calles, pero con la mala suerte de que el carrito ya no le funciona muy bien.
“ Tengo el carro descompuesto, necesito unos rines para poderlo arreglar”, menciona en lo que es una declaración pero también un pedido de ayuda para gente benefactora, para un lector que pudiera apoyarle.
A sus cincuenta y ocho años de edad, cuarenta de ellos dedicados al oficio de nevero, el entrevistado dice que a veces completa para la comida y a veces no; me junté con una señora que tiene cuatro hijos y bueno, son como mis hijos y hay que llevarles el sustento, lo cual se dificulta con esta situación, menciona.
Termina la entrevista / charla y Gerardo sigue su camino rumbo a otras calles y otras colonias, pedaleando el pesado triciclo y con el conocido grito de ¡¡¡ Nieve, nieve ¡!!, a la búsqueda de vender y poder regresar a casa con el sustento para la familia, él es de las personas que no pueden estar encerradas y protegidas en casa, cuidándose del Covid-19, porque tiene otra prioridad y es la de comer para poder sobrevivir.