CANATLÁN, Dgo. (OEM).- A ciento diez años de haber iniciado la Revolución Mexicana y de haberse enlistado con las tropas de Domingo Arrieta, el legado de don Manuel Jiménez Gallegos se mantiene más sólido que nunca, bajo los preceptos de trabajo, honradez y visión para avanzar en la educación y salud.
Tres veces presidente de Canatlán, el último período (1959 -1962) cuando tenía setenta años de edad, la vida y obra del revolucionario y distinguido agrarista son recordados por sus bisnietas Blanca Emilia Reyes Ibarra y Manuela Ruiz Esqueda, en el marco de la celebración del inicio de la Revolución Mexicana.
Primer comisariado del ejido Canatlán, en el año 1925 y primer secretario general de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos (CNC) lo muestran como un líder destacado, un agrarista comprometido con cientos y cientos de personas a las que ayudó a dotar de tierra ejidal, en cuarenta núcleos agrarios.
Nacido en El Resbalón, hoy municipio de San Juan del Río, el día 15 de mayo de 1890 y radicado en Canatlán desde 1911 hasta su muerte el ocho de agosto del año 1976, dejó un legado que lo muestra como un servidor público visionario en el tema de la educación, de la salud, al haber sido promotor de instituciones educativas como la escuela primaria federal Tierra y Libertad, así como el hoy Hospital Integral de Canatlán, entonces Centro de Salud Rural.
Fue un autodidacta, humano, decidido en sus acciones, fueron características de don Manuel, menciona Blanca Emilia, quien recuerda como en su segundo período al frente del gobierno municipal ( 1941 -1942) fue promotor incansable de que todos los niños en edad acudieran a la escuela, lanzando un comunicado a la población para evitar ver en la calle a los niños, en hora de clase.
Pero fue en el tercer mandato (1959 -1962) cuando quizá tuvo la obra que fue la joya de la corona, la inauguración del servicio eléctrico para Canatlán cabecera municipal, que tuvo la presencia del presidente de la república Adolfo López Mateos y el gobernador Francisco González de la Vega.