/ sábado 30 de marzo de 2019

En el olvido, un sitio con historia, la ex hacienda de Cacaria

La hacienda de Santa Ana de Cacaria tenía una extensión de 80 hectáreas de riego dedicadas al cultivo de temporal y de agostadero

CANATLÁN, Dgo. (OEM).- El casco de la ex hacienda de Santa Ana de Cacaria, ubicado en el municipio de Canatlán está en total olvido, a merced del tiempo y del olvido de quienes pueden preservar este sitio con mucha historia, al ser el destino del segundo destierro que hizo el obispo de Durango, José Antonio Laureano Zubiría y Escalante.

Ubicado a siete kilómetros del entronque con la carretera Panamericana y a metros de un poblado Nicolás Bravo que se expande, el sitio está entre árboles de pirul y otras especies que cuidan y se entrelazan con los pedazos de paredes que se ubican frente a lo que fue la casona y capilla del caso de la hacienda.

En el Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico del Estado de Durango, del Ingeniero Pastor Rouaix, se anota que José Antonio Laureano de Zubiría y Escalante fue nombrado Obispo el mes de febrero del año 1831, tomando posesión el día 29 de septiembre del mismo año.

Tocó al Señor Zubiría y Escalante la época de la transformación política del país, sosteniendo el Obispo la Inmunidad del Clero y la supremacía de la Iglesia, lo que le valió persecuciones y destierros, el primero de ellos decretado por el Gobernador Basilio Mendarózqueta, en el año 1844, refugiándose el Obispo en Nieves, Zacatecas.

El segundo destierro, que lo hizo famoso, fue motivado por sus prédicas y oposiciones a las Leyes de Reforma, cuando tuvo que abandonar la ciudad de Durango para refugiarse en la hacienda de Cacaria, actualmente ubicada en el ejido Nicolás Bravo, municipio de Canatlán, propiedad de familiares ó amigo, Don Tomás Chávez, en donde se ocultaba y cuando la situación se tornaba más difícil, se ocultaba en la cueva en mención, ubicada en la sierra de Cacaria, cordillera de la Sierra Madre Occidental.

Fue en esta cueva donde falleció, el día 27 de noviembre de 1863, luego de más de tres años de su destierro, siendo exhumado tiempo después y su cuerpo trasladado a la Catedral de Durango, recibiendo los honores propios de su investidura.

La hacienda de Santa Ana de Cacaria tenía una extensión de 80 hectáreas de riego, mil dedicadas al cultivo de temporal y 84 mil 500 hectáreas de agostadero, abarcando la mitad de la llanura y toda la sierra de Cacaria.

Se ubica en el valle que lleva su nombre, de Cacaria, que se extiende hacia el norte colindando con un lomerío que lo separa del valle de Guatimapé, al oriente la sierra de la Silla, al sur el lomerío que lo separa del valle de Durango y al poniente, con la sierra de Cacaria.

CANATLÁN, Dgo. (OEM).- El casco de la ex hacienda de Santa Ana de Cacaria, ubicado en el municipio de Canatlán está en total olvido, a merced del tiempo y del olvido de quienes pueden preservar este sitio con mucha historia, al ser el destino del segundo destierro que hizo el obispo de Durango, José Antonio Laureano Zubiría y Escalante.

Ubicado a siete kilómetros del entronque con la carretera Panamericana y a metros de un poblado Nicolás Bravo que se expande, el sitio está entre árboles de pirul y otras especies que cuidan y se entrelazan con los pedazos de paredes que se ubican frente a lo que fue la casona y capilla del caso de la hacienda.

En el Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico del Estado de Durango, del Ingeniero Pastor Rouaix, se anota que José Antonio Laureano de Zubiría y Escalante fue nombrado Obispo el mes de febrero del año 1831, tomando posesión el día 29 de septiembre del mismo año.

Tocó al Señor Zubiría y Escalante la época de la transformación política del país, sosteniendo el Obispo la Inmunidad del Clero y la supremacía de la Iglesia, lo que le valió persecuciones y destierros, el primero de ellos decretado por el Gobernador Basilio Mendarózqueta, en el año 1844, refugiándose el Obispo en Nieves, Zacatecas.

El segundo destierro, que lo hizo famoso, fue motivado por sus prédicas y oposiciones a las Leyes de Reforma, cuando tuvo que abandonar la ciudad de Durango para refugiarse en la hacienda de Cacaria, actualmente ubicada en el ejido Nicolás Bravo, municipio de Canatlán, propiedad de familiares ó amigo, Don Tomás Chávez, en donde se ocultaba y cuando la situación se tornaba más difícil, se ocultaba en la cueva en mención, ubicada en la sierra de Cacaria, cordillera de la Sierra Madre Occidental.

Fue en esta cueva donde falleció, el día 27 de noviembre de 1863, luego de más de tres años de su destierro, siendo exhumado tiempo después y su cuerpo trasladado a la Catedral de Durango, recibiendo los honores propios de su investidura.

La hacienda de Santa Ana de Cacaria tenía una extensión de 80 hectáreas de riego, mil dedicadas al cultivo de temporal y 84 mil 500 hectáreas de agostadero, abarcando la mitad de la llanura y toda la sierra de Cacaria.

Se ubica en el valle que lleva su nombre, de Cacaria, que se extiende hacia el norte colindando con un lomerío que lo separa del valle de Guatimapé, al oriente la sierra de la Silla, al sur el lomerío que lo separa del valle de Durango y al poniente, con la sierra de Cacaria.

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