NOMBRE DE DIOS, DGO. (OEM).- La madrugada del pasado sábado 17 de junio, murió Sergio Ramírez Palacios, mejor como "El Calcetín"; su muerte ocurrió en Estados Unidos, víctima de una enfermedad que lo aquejó los últimos ocho meses.
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Sergio Ramírez nació el 15 de enero de 1951 en el municipio de Nombre de Dios, Durango. Hijo de Ignacio Ramírez y Trinidad Palacios; el compositor creció siendo un artista nato, desde muy joven se dedicó a la música y a la poesía, además fundó varios grupos musicales. Asimismo participó como actor en documentales y videos para promocionar Nombre de Dios.
En las décadas de los 80’s y 90’s formó parte del emblemático grupo musical "Whisky 87"; ya en el nuevo milenio formó parte del grupo "Los Bebos", para ambas agrupaciones escribió e interpretó con el estilo único que siempre lo caracterizó, innumerables canciones que permanecen en la memoria de la gente no solo en su tierra, pues sus creaciones trascendieron fronteras.
Ramírez Palacios fue y será un referente invaluable en la historia moderna de Nombre de Dios, pues no solo compuso el icónico corrido del municipio, también le escribió al amor, a las mujeres, los amigos, el mezcal y a la fortuna de vivir.
Describió como nadie a través de sus canciones la magia del pueblo que lo vio nacer y que tuvo siempre en un lugar privilegiado de su corazón, le cantó a la luna de Nombre de Dios, lo que solamente él pudo ver de manera especial a través de sus ojos de bohemio.
En diciembre de 2016 se estrenó el documental "Desde que Dios Amanece", bajo la dirección de Eugenia Montalvan Colón, en él, se narra de manera magistral el proceso de elaboración del mezcal en Nombre de Dios a través de las vivencias y el trabajo de los maestros mezcaleros; documental en el que Sergio fue uno de los actores principales y creador de la música de la misma.
Además formó parte del primer comité ciudadano de pueblo mágico; parte de su trabajo como artista se integró al expediente con el que Nombre de Dios logró este nombramiento en 2018. El compositor fue un gran ser humano, vivió siempre de manera sencilla, con la alegría que da llevar una vida en paz; fue un buen hijo, buen padre, hermano cariñoso y un amigo entrañable para muchas generaciones de jóvenes con los que convivió gracias a su trabajo de conserje en la secundaria "Constantino Carcaño Reyes".
Hoy la vida del inigualable “Calce”, como se le conocía de cariño, ha llegado a su fin, pero su legado permanecerá por siempre y formará parte de la historia de Durango.