CANATLÁN, Dgo. (OEM).- En la sierra de Cacaria, ubicada dentro del ejido Benjamín Aranda, en el municipio de Canatlán, escondida entre cañadas tapizadas de vegetación se encuentra la llamada “Cueva del Obispo”, sitio de reunión en la cual se dan cita personas y familias que acuden a recordar a monseñor José Antonio Laureano de Zubiría y Escalante, vigésimo tercer obispo de Durango, muerto en esta cueva, el día 27 de noviembre de 1863, cuando los tiempos de la Reforma.
Desde hace infinidad de años, el último domingo de octubre es la fecha en que cientos de personas acuden a recordar la imagen y presencia del también llamado obispo santo, en virtud de que, luego de más de dos años de muerto y al ser exhumado, para ser trasladado a la Catedral de Durango, donde actualmente reposa, se encontró su cuerpo incorrupto, hecho que dejó asentado el licenciado Pedro Esteban, magistrado del Superior Tribunal, el ocho de enero del año 1865, en documento cuya copia tiene el reportero.
En el Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico del Estado de Durango, del ingeniero Pastor Rouaix, se anota que José Antonio Laureano de Zubiría y Escalante fue nombrado obispo el mes de febrero del año 1831, tomando posesión el día 29 de septiembre del mismo año.
Tocó al señor Zubiría y Escalante la época de la transformación política del país, sosteniendo el obispo la Inmunidad del Clero y la supremacía de la Iglesia, lo que le valió persecuciones y destierros, el primero de ellos decretado por el gobernador Basilio Mendarózqueta, en el año 1844, refugiándose el obispo en Nieves, Zacatecas.
El segundo destierro, que lo hizo famoso, fue motivado por sus prédicas y oposiciones a las Leyes de Reforma, cuando tuvo que abandonar la ciudad de Durango para refugiarse en la hacienda de Cacaria, actualmente ubicada en el ejido Nicolás Bravo, municipio de Canatlán, propiedad de familiares o amigo, don Tomás Chávez, en donde se ocultaba y cuando la situación se tornaba más difícil, se ocultaba en la cueva en mención, ubicada en la sierra de Cacaria, cordillera de la Sierra Madre Occidental.
Fue en esta cueva donde falleció, el día 27 de noviembre de 1863, luego de más de tres años de su destierro, siendo exhumado tiempo después y su cuerpo trasladado a la Catedral de Durango, recibiendo los honores propios de su investidura.
Sin duda que visitar la Cueva del Obispo representa un espacio para la recreación sana, el conocimiento de bellos paisajes naturales, ubicados aproximadamente a veinte kilómetros del entronque de la carretera Panamericana, aproximadamente en el kilómetro 35, con el camino que conduce a los poblados El Carmen, municipio de Durango y Benjamín Aranda, municipio de Canatlán.
En esta festividad religiosa popular, acuden cientos de personas que participan en la celebración Eucarística que se realiza, por lo general el párroco o vicario de la parroquia de San Diego de Alcalá, con sede en esta ciudad de Canatlán, aprovechando este día de campo para visitar la cueva y así, recordar la presencia del obispo mártir, a quien se busca llevar a los altares.